La situación es para inquietarse. Según el Informe del Estado sobre Medio Ambiente en Chile, 4 mil personas mueren anualmente por causa de la contaminación del aire. Asimismo, vemos que las personas están altamente preocupadas por el entorno y cómo cuidamos de él. Incluso, según el último informe de Chilescopio y Visión Humana, el 43% de los chilenos preferimos marcas o productos que ayuden al medio ambiente y más del 18% dice que le gustaría que Chile avanzara hacia un país que lo respete y lo cuide. Aquí la Evaluación Ambiental Estratégica (EAE) juega un rol fundamental en el desarrollo del logro de este objetivo.

Pese a su discusión y a lo mucho que ésta pueda discutirse en diferentes instancias o tonos políticos, la EAE tiene por objetivo mejorar la integración de la dimensión ambiental en los procesos de toma de decisiones estratégicas, aquellas que tienen relación con el diseño, la elaboración e implementación de políticas, planes y programas públicos. Así, la EAE se vuelve indispensable, por su consideración de las buenas prácticas ambientales, las que buscan más allá de este tema central, rendimiento e inclusión.

Esto lo esperamos todos: que el factor ambiental esté en el corazón de los proyectos y que éste se instale firmemente en la cadena de valor de la empresa que pretende implementarlos.

En este sentido, Pacto Global de las Naciones Unidas, como un resultado de la experiencia en su tarea de colaborar al cumplimiento de los Objetivos del Milenio (ODM), ha ideado la “Arquitectura Post 2015”. Ésta responde a un compromiso del sector público y el sector privado, a través de un diseño conjunto, generando una invitación a las organizaciones, iniciativas y redes que trabajan a nivel mundial, para fomentar el compromiso con el desarrollo sostenible, unir fuerzas con el Pacto Global de Naciones Unidas, el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD), Global Reporting Initiative (GRI) y otras organizaciones de esta índole.

Entre los ODM está garantizar la sostenibilidad, teniendo como metas el incorporar los principios del desarrollo sostenible en las políticas y los programas nacionales; evitar la creciente reducción de los recursos medioambientales; haber disminuido y haber ralentizado considerablemente la pérdida de diversidad biológica en 2010; reducir a la mitad, para 2015, la cantidad de personas sin acceso al agua potable y a servicios básicos de saneamiento; y haber mejorado considerablemente, en 2020, la vida de al menos 100 millones de habitantes de barrios marginales, en el mundo.

En relación a todo lo mencionado, es importante que iniciativas como la EAE tengan cabida en una sociedad que pide que le demos un respiro a la Tierra, considerando que ella es una de las pocas herencias que tenemos para dejar a las nuevas generaciones y teniendo en cuenta que Chile es altamente vulnerable a los impactos asociados al Cambio Climático.

*Margarita Ducci. Arquitecta, post título en la Universidad de Roma. Fue Directora del Servicio Nacional de Turismo.