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ANÁLISIS
Ricardo Alonso: Huellas de aves fósiles en la Puna
02/01/2017
MINING PRESS/El Tribuno

RICARDO ALONSO

 Testimonios invalorables sobre la vida en nuestra región a lo largo de millones de años.

Los animales que vivieron en el pasado geológico dejaron pruebas irrefutables de su existencia en forma de huesos, dientes, conchillas, caparazones o bien por las impresiones de sus pisadas conservadas como huellas. Dichas huellas se conocen como icnitas y su campo de estudio es la icnología. Cuando se trata de huellas fósiles entonces es la paleoicnología.

Salta es famosa por sus huellas de dinosaurios que aparecieron a doble página en la revista National Geographic en enero de 1993. En todo el norte argentino se han registrado huellas dedinosaurios asociadas a las calizas de la Formación Yacoraite. Y no sólo de dinosaurios, sino también de un grupo de aves que se extinguieron con los dinosaurios y son los enantiornithes, descubiertas en el Valle del Tonco en el punto donde se encuentra la mina de uranio Don Otto. Son menos conocidas las abundantes huellas de aves fósiles que se descubrieron en la Puna. 

Las más antiguas se encontraron en unas lajas rojas de Farallón Catal en el salar del Hombre Muerto y tenían una edad de 15 millones de años. Las dimos a conocer en 1978 en un trabajo que publicamos en un congreso de paleontología junto a los colegas Eduardo Carbajal y Mario Raskovsky, ambos ya fallecidos. Corresponden a un representante antiguo de los teros y las bautizamos como Reyesichnus punensis, en homenaje al Dr. Celso Reyes, que fuera profesor de la Universidad Nacional de Salta. En la sierra de Sijes, en el salar de Pastos Grandes, se encuentran capas de boratos formadas entre 5 y 7 millones de años atrás. Esos mantos boratíferos yacen entre camadas de cenizas volcánicas, yeso, arenas, limos y arcillas. Representan el relleno sedimentario de una antigua cuenca tectónica tal como lo es el actual salar de Pastos Grandes, y fueron plegadas por los movimientos orogénicos andinos. Las capas se formaron en un ambiente de lago alcalino, rodeado de playas arcillosas y sobre el cual llovían periódicamente cenizas volcánicas generadas por los grandes volcanes del arco andino.

En aquel tiempo la Puna, al igual que ahora, estaba salpicada de lagos salinos de distintos tamaños. En esos lagos vivía una abundante avifauna que medraba en sus playas y dejaba impresas sus huellas en el barro fresco. Cada tanto las pisadas eran enterradas por sedimentos que las preservaban como estructuras fósiles. Téngase presente que una pisada es una marca inorgánica producida por un organismo vivo y no un verdadero fósil. Pero más allá de los tecnicismos lo cierto es que allí quedaron sepultadas para los millones de años venideros, las evidencias de vida de aquellas aves pretéritas emparentadas por su morfología con las aves actuales. A veces se encuentran también huellas de roedores y algún otro mamífero.

Gracias a los minerales radiactivos de las cenizas volcánicas se pudo calcular con precisión la antigüedad de las capas portadoras de las pisadas fósiles. Los cristales de zircón permiten conservar como un reloj atómico el tiempo transcurrido desde su formación. A su vez las huellas fósiles de organismos en general y de aves en particular tienen un gran valor para interpretar como fueron aquellos ambientes antiguos o paleoambientes. Hay huellas pequeñas, medianas y grandes; tridáctilas y tetradáctilas; con o sin membranas interdigitales, entre otros detalles. Se han identificado representantes morfológicos de los actuales flamencos, patos, guayatas, teros, teritos y otros pájaros y zancudas.

Por el tipo y tamaño de las huellas se puede saber la profundidad del agua desde el borde hasta el centro de los cuerpos lacustres. Esto permite valiosas reconstrucciones paleobatimétricas. Su relación con las capas de boratos permiten inferir cuales fueron los ambientes en que éstos se formaron.

EL VALOR DE "LO VIVO

Para los paleontólogos contar con huellas de animales fósiles tiene el valor de lo "vivo" en el sentido de que se está viendo plasmada allí la propia dinámica del animal. Como una foto del pasado. Al igual que si uno analizara las huellas en una playa actual. Se puede deducir el tamaño del animal, el peso, la altura y la velocidad a que se desplazaba gracias a los parámetros físicos del largo y ancho de las huellas, presencia de membranas interdigitales, cantidad de dígitos impresos, largo del paso, luz entre las pisadas y otros valores medibles.

Se puede saber también en qué dirección se desplazaba el ave, si iba comiendo en el barro o en el agua, cuales otros pájaros lo acompañaban en el entorno y así sucesivamente. La bióloga Laura Mussi realizó su tesis profesional sobre las huellas de aves fósiles de la sierra de Sijes comparándolas con aquellas presentes en un ambiente actual como es la Laguna de Pozuelos en la Puna de Jujuy. Esa laguna tiene amplias playas y vive allí una abundante avifauna como la que habría habitado unos seis millones de años atrás en la región de Pastos Grandes (Salta).

Las huellas fósiles se han encontrado impresas no solamente en las capas de arcillas sino también en los mantos del borato hidroboracita y en cenizas volcánicas. Curiosamente también se han encontrado huellas de aves en yacimientos de boratos de Estados Unidos. Huellas de patos se han descubierto en el yacimiento de Boron en California en capas de bórax de 18 millones de años de antigüedad. Esto indica que el bórax se depositaba en un lago alcalino de poca profundidad.

También se han encontrado huellas de aves fósiles muy bien preservadas en mantos de travertinos de fuentes termales asociadas al borato colemanita en el yacimiento Anniversary en Nevada.

Reconstrucción que puede ayudarse con los demás elementos presentes en las viejas capas lacustres como son diatomeas, gasterópodos, restos de plantas, evaporitas (yeso, boratos, sal gema), grietas de desecación, marcas de oleaje (ondulitas), marcas de gotas de lluvia, o cualquier otra evidencia o registro que ayude a conocer cómo era el clima, si las aguas eran dulces, salobres o saladas, límpidas o turbias, frías, templadas o calientes, someras o profundas, y así sucesivamente. Asimismo existen marcadores orgánicos que se pueden estudiar mediante sus isótopos.

UN MILLÓN DE AÑOS EN LA PUNA

Es interesante mencionar también que las glaciaciones y desglaciaciones ocurridas al menos en el último millónde años convirtieron en lagos a muchos salares de la Puna.

El salar de Pastos Grandes desarrolló un gran lago unos 300 mil años atrás donde se produjo la sedimentación de arcillas verdes, cenizas volcánicas, travertinos, yeso, boratos y sal. Esas capas reciben el nombre de Formación Blanca Lila y en ellas se han encontrado también abundantes restos de pisadas de aves que por su edad son mucho más afines a las actuales. Fuera de la Puna se han encontrado huellas de aves en varias formaciones geológicas que abarcan el tiempo Cenozoico y que en su mayoría serían carádridos o sea aves del grupo de teros y chorlitos.

El músico y poeta Marcelo Sutti comentó su hallazgo en un paraje cercano a Alemanía, en la Formación Mealla (Paleoceno); la Dra. Claudia Galli hizo mención a unos carádridos en la Formación Anta (Mioceno) en el arroyo Piedra Blanca (Metán); y el ingeniero y fotógrafo Ossian Lindholm encontró huellas de aves en capas rojas miocenas cerca de Cafayate, y probablemente se las encuentre en muchos otros lugares.
En síntesis observar esas pisadas de aves fósiles es un viaje virtual en el tiempo hasta aquellas épocas remotas en que lagos y organismos, hoy desaparecidos, se extendían ampliamente por la geografía puneña y del norte argentino.


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews