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OPINIÓN
Zuleta: La batalla que se viene por el "compre nacional"
27/03/2017

La batalla que se viene por el "compre nacional"

MINING PRESS/ENERNEWS/Clarín

IGNACIO ZULETA

El Gobierno lleva esta semana al Senado el proyecto de ley de Compre Nacional, un regalo a los industriales criollos que claman por apertura de importaciones de productos que compra el Estado. Tardó año y medio el oficialismo en responder a esa queja, y lo hace con una ley que en realidad retoca y amplia otra que ya está vigente, pero que los sectores dicen que no se aplica. La norma no figuró en el paquete de iniciativas que Cambiemos traía en la mochila de los cuarteles de la Fundación Pensar, al asumir el gobierno en 2015.

Es una respuesta al hostigamiento que reciben de proveedores del Estado que se quejan de la apertura, que los expone a una irresistible globalización. Pero, ante todo, es una herramienta para la campaña electoral. ¿Quién podría rechazar hoy una norma que defienda el trabajo local y privilegie a las empresas del país en las licitaciones del Estado? “Lo tienen todos los países”, les dijo el ministro Francisco Cabrera al cuarteto de senadores que lo recibieron el jueves (Miguel Pichetto, Ángel Rozas, Federico Pinedo, Roberto Basualdo, se disculpó Adolfo Rodríguez Saá). 

La jugada es con retorno asegurado: todos los bloques apoyarán a mano alzada esa norma, que recrea la que imaginó en 1970 Aldo Ferrer –uno de los ángeles del proteccionismo criollo– para el dicta-blando Roberto Levingston, y también otra que sancionó el Congreso cuando caía Fernando de la Rúa. El Gobierno imagina una sanción relámpago de esa ley, y un megaacto con la oposición para cantar el rap de una política de Estado que conviene a todos. Esa norma aumenta las “preferencias” a 8 y 12 para grandes empresas y pymes (quiere decir que si una empresa local cotiza hasta 8% a 12% más que una extranjera, tienen que darle el negocio). También permite desempatar a favor del local si la oferta es la misma, y si gana un extranjero debe proveerse localmente por lo menos en un 20%. Para obras grandes, que supere un número que Cabrera aún no reveló, funcionará un comité interministerial que dirá cómo proteger el trabajo argentino en ese caso específico.

Temor a “la gran Massa”

Este arranque de keynesianismo manso, poco esperable para los doctrinarios de Cambiemos, intenta responder a las encuestas que le reprochan al Gobierno administrar para ricos y extranjeros, un estereotipo que no es más que eso, pero que en una campaña daña. Me decía José de Mendiguren, mientras hacía las valijas para regresar de China del viaje iniciático con Sergio Massa a aquellas lejanías, que el Frente Renovador votará a mano alzada el proyecto. Pichetto no dijo nada en la reunión del Senado, pero también mira con cariño la idea.

Es una oportunidad para alzar banderas propias y, de paso, limar al oficialismo por la tardanza en mover esta pieza que puede aportar algo a la recuperación de los negocios. ¿Por qué entra por el Senado el proyecto? Para evitar las trampas de ocasión y brindar una aprobación en la Cámara Alta que los diputados sólo podrían modificar con mayorías calificadas. Las trampas son dos: primero, la gran Massa, que ya funcionó con el proyecto de Ganancias. El Gobierno pidió una baja de 10, por decir un número, y el massismo hizo subirla a 15, con lo cual se adueñó de la autoría del proyecto y condicionó la aprobación por el peso del bloque que maneja. La otra trampa es que devore el proyecto el dúo Kicillof-Recalde y lo den vuelta como un boomerang acusando al Gobierno de hacer poco y mal por la industria criolla.

El proyecto ya está listo y dará para un debate amplio sobre promoción industrial y compras del Estado, algo que roza las relaciones con terceros países. Los acuerdos de comercio que se discuten con Europa y otros países siempre tiene cláusula de protección y apertura de las llamadas “compras nacionales” –tan importantes como las cláusulas que protegen patentes. Con lo cual el escenario del Congreso con este tema, quizás el más político que se trate este año antes de las elecciones, va a contar con todos los actores.

El viaje a China, un chino

​ Sobre terceros países, la China se avecina. Y el pescado sin vender. Massa se paseó con Diego Bossio, De Mendiguren y Martín Redrado por China durante toda la semana como si fuera un jefe de Estado. Claro que los chinos le ponen alfombra roja a todos los que tienen alguna tarima en su país –las dictaduras son ultraformalistas y les encanta el culto a la personalidad– pero a Massa lo distinguieron como el jefe de la oposición, una situación que le vino al dedillo a este diputado que tiene altas capacidades para la simulación en la lucha por la vida (diría José Ingenieros).

En ese viaje la delegación escuchó interminables preguntas sobre la marcha de los acuerdos con la Argentina, que están amparados en un tratado aprobado por el Congreso. Claro que estos enviados de la oposición no tienen mucha respuesta, pero transmitieron a Buenos Aires que los chinos están más que inquietos sobre si harán los grandes negocios, o por lo menos dos de ellos. Uno son las represas santacruceñas; otro, el desarrollo petrolero en Vaca Muerta, adonde tienen puesto un ojo los socios de los Bulgheroni, de la estatal CNOOC, anfitriones de una imponente recepción al jefe renovador y sus amigos. Replicando esa inquietud, el ministro de Finanzas Luis Caputo citó de urgencia el jueves a un seleccionado de legisladores para discutir con ellos algunos proyectos amparados por el tratado chino que hay que destrabar antes de viaje de Macri a China en mayo próximo.

 

 

EL VIAJE TRUMP, OTRO CHINO

Ese viaje también tiene premio: el pedido expreso de Donald Trump, cuando hablaron por teléfono, de que antes de ir a China, se haga una pasada por Washington. Esto estremece al Gobierno por dos razones: 1) porque teme el efecto negativo de una foto de Macri con el presidente americano, en razón del desprestigio que tiene en todo el mundo; 2) que Washington le haga el abrazo del oso a la Argentina y la alinee detrás de los Estados Unidos en su puja con los chinos. O sea, como dicen los chicos, un chino.

Estas inquietudes globales distrajeron a un sector del oficialismo del propósito de la principal reunión que organizaron. Fue el miércoles, después del informe de Marcos Peña a los diputados, para festejarle el cumpleaños al senador Ángel Rozas. Fue además un desagravio a Susana Malcorra, a quien ofendió Felipe Solá haciendo alusiones a su anatomía, al que se sumaron estrellas como Enrique Nosiglia, Marcelo Bassani (auditor de la Cancillería) y hombres relacionados con la Justicia como José María Cabral, Pablo Tonelli o Miguel Piedecasas.

Estaba la estrella del momento, Mario Negri, que se fue rápido a un programa de TV con Alejandro Fantino, que tuvo esa noche el rating más alto del año, 8.2 –lo quieren contratar profesionalmente-; por la misma razón lo tuvo anoche Mirtha Legrand. Se disculpó Ernesto Sanz, que había regresado a Buenos Aires, pero que fue tema de conversación por las leyendas sobre que va al Gabinete y el humor ríspido con el cual analiza algunas realizaciones de su gobierno. Ya se sabrá. Sobre el viaje a los EE.UU., Malcorra dice que no hay fecha, pero para el Gobierno lo mejor sería que por ahora no tenga lugar. Hubo brindis por la funcionaria, que produjo en un año de gestión algo insólito: agrandar el mapa de la Argentina. Sólo el general Roca había hecho antes algo parecido.

PERONIANAS

Daniel Scioli giró de nuevo y se resolvió a ser candidato. Rearmó un esquema de campaña con gabinete paralelo para seguir los temas – consultó a Sergio Berni y a Mario Oporto sobre piquetes y docentes– que intenta recomponer su perfil de hombre de consenso, con soluciones. Va el martes a la sesión del Consejo Nacional del PJ con un mensaje: despegar al partido de la novela destituyente que fomentan otros sectores opositores. Sale a hacer actos buscando sintonizar con el sciolismo sociológico. 

Quiere ser el opositor que propone y deja atrás e discurso del año pasado que repetía el lema “Yo les avisé lo que haría Macri”. Eso ya pasó, a otra cosa. ¿Y Cristina? Su proyecto no tiene en cuenta lo que haga ella. Como todos, tiene la duda sobre si será candidata o no. Los que dicen que sí, afirman que una persona que tiene más del 25% de la intención de voto jamás dejaría pasar un turno. Otros creen que es inviable porque está peleada con el partido, con los gobernadores, como los jefes legislativos y hasta allegados como Aníbal Fernández o Carlos Zannini. ¿Cómo hará para montar una candidatura?

PERONIANAS II

A los gritos juran todos que Florencio Randazzo resolvió también ser candidato, aunque no ha dicho si irá a unas PASO dentro del PJ o por afuera, con un patio renovador como hizo en su momento Antonio Cafiero (años 80) o después Massa (2013 en adelante). Estuvo el jueves en la UOM y logró el apoyo, dice, de Antonio Caló. Algo parecido cultivó ese día su socio y compañero de fórmula Julián Domínguez con otros sectores sindicales (el ticket sería Florencio senador, Julian diputado).

Eso anima a Cambiemos, que según Jorge Macri resolverá candidatura en el distrito en dos semanas, no después de Semana Santa como dice Elisa Carrió. Final con blooper: alguien deberá contar con detalle el encuentro del martes en un local de Palermo de Emilio Monzó, Florencio Randazzo, Federico Salvai (secretarísimo de Mariu Vidal) y Gabriel Katopodis. Aparecieron, sin saber uno de la presencia de los otros, en una reunión de empresarios que organizó un colega. Era para responder preguntas en un ámbito cerrado, pero esos invitados, que se cuidan de la foto equivocada, debieron sacar adelante la reunión con cintura, pero sin definiciones.


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews