A una semana de la inauguración I Conversatorio Descentralizado Zona Sur denominado “Desafíos sociales en las industrias extractivas”, el Director General de la Oficina General de Gestión Social del Ministerio de Energía y Minas (Minem), Fernando Castillo Torres, comparte su visión sobre los avances en el proceso de relacionamiento con las comunidades ligadas al sector extractivo.

El titular de la OGGS participará como expositor de este evento organizado por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, que tendrá lugar en la Facultad de Educación de la Universidad Nacional de San Agustín, el próximo 6 de mayo.

Desde su perspectiva, ¿Cuál es el panorama de la gestión social en el marco de las industrias extractivas en el Perú? 

En nuestro país, la gestión social en las actividades extractivas ha tomado una mayor importancia, sobre todo en su contribución fundamental a las relaciones armoniosas entre empresas y comunidades. Como todo proceso vinculado al abordaje de la dinámica social este ha tenido una evolución en cuanto a su concepción, planeamiento e implementación.

Actualmente, existen dos ámbitos en los que la gestión social se ha venido desarrollando: el público y el privado. En el primer caso se ha institucionalizado y se viene implementando, desde el año 2005, de forma pionera, con la creación de la Dirección General de Gestión Social del Ministerio de Energía y Minas, que posteriormente se convirtió en la actual Oficina General de Gestión Social (OGGS), órgano de asesoramiento de la alta dirección de esta cartera.

A partir de ahí se conformaron las unidades especializadas en algunas dependencias del sector del ejecutivo, como la Oficina de Conflictos Sociales de la Presidencia del Consejo de Ministros, creada el año 2010, reemplazada por la reciente Oficina Nacional de Dialogo y Sostenibilidad. Asimismo, está la Unidad de Prevención y Gestión de Conflictos de la Autoridad Nacional del Agua, creada en octubre del 2014, entre otros.

En el marco de acción del Minem se dio el D.S. Nº 042-2003-EM, de carácter preventivo-promocional en materia social en el ámbito extractivo, modificado por el D.S Nº 052-2010-EM, en donde se resalta el anexo IV de la Declaración Anual Consolidada (DAC), enfocado en el desarrollo sostenible y responsabilidad social como el ISO 26000. Finalmente, se presentó el título V del D.S. N° 040-2014-EM, que trata sobre la gestión social en minería.

En este mismo marco preventivo, la OGGS ha promovido intervenciones articuladas intersectoriales e intergubernamentales. Nuestro sector ha sido el autor intelectual y creador del concepto de “Mesas de Desarrollo” en las áreas de influencia social de los principales proyectos mineros, de los cuales se han obtenido resultados positivos para las comunidades a través de inversión pública para mejorar la calidad de vida de estas personas.

De igual forma, la OGGS aborda situaciones de crisis en el ámbito extractivo, provocadas fundamentalmente por aspectos de índole social. En este sentido, implementa mecanismos de diálogo (mesas o grupos de trabajo) que tienen por objeto atender la situación social de las comunidades.

¿Y en el ámbito privado? 

En el ámbito privado, las empresas extractivas han ido mejorando de forma paulatina sus estrategias de relacionamiento con las comunidades del entorno en donde operan, basado fundamentalmente en la responsabilidad social empresarial y el desarrollo sostenible. Este proceso ha sido progresivo y desigual, en tanto que algunas empresas han tenido mejor resultado en la aplicación de sus estrategias y han logrado “sintonizar” con la población, sus necesidades y expectativas.

En suma, la gestión social en el ámbito extractivo ha tenido un importante momento de desarrollo en nuestro país, tomando en cuenta que recién se viene aplicando en el ámbito industrial peruano, desde fines de los años noventa. En ese sentido, los retos de la industria extractiva no solo son los tecnológicos sino fundamentalmente sociales, asociados casi siempre a beneficios o impactos ambientales. Es lo que hoy vivimos y que se intensificará a futuro, sobre todo por lo gravitante del contexto socio-político de la zona rural de nuestro país.

Estas consideraciones nos llevan a determinar que la sinergia público-privada es fundamental para un mejor desarrollo y una adecuada gestión social en el entorno geográfico de las industrias extractivas mineras en el Perú.

¿Considera que el sector empresarial ha mejorado sus métodos de acercamiento y relacionamiento con las comunidades? 

No hay duda que las empresas extractivas han desarrollado y mejorado sus estrategias y acciones en materia social. Pero este proceso no ha sido uniforme debido a que algunas empresas basan sus estratégicas en marcos internacionales como el ISO 26000, la Iniciativa de Reporte Global (GRI por sus siglas en inglés) o las normas del Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM por su sigla en inglés), por un lado. Por el otro, algunas empresas aplican estrategias más alineadas a su gestión de operaciones o ambientales, haciendo dependiente de estas a la gestión de relaciones comunitarias.

Lo que nosotros comunicamos a las empresas es que las estrategias de relacionamiento pueden utilizar cualquier marco o enfoque, sin embargo, si no se toma en cuenta el contexto y la naturaleza de los actores es posible que sus acciones no sean efectivas. Ese es el principal reto y por ello consideramos que es un asunto que tiene 2 requisitos: decisión y apoyo corporativo, así como recursos humanos con experiencia en el tema.

¿Cuáles son las principales barreras en el proceso de diálogo y consenso entre la triada Estado-Empresa-Sociedad? 

Los procesos de diálogo son complejos, más aún en un sector importante y sensible como el de Energía y Minas. Estos son procesos sociales, de marchas y contramarchas. Lo que se valora en estos procesos son disposición y voluntad de las partes, y si no se tienen es posible que no tengamos las condiciones para dialogar, lo cual definitivamente nos aleja de la posibilidad de un consenso.

Ahora bien, juegan aquí un papel importante y gravitante los intereses y expectativas de los actores, que si se gestionan de forma adecuada se tendrán un dialogo efectivo y un consenso duradero. Para esto es determinante una adecuada identificación y gestión de los mismos.

Actualmente, se ha avanzado pero la tarea es aún larga y se necesita más reflexión y acción adecuada para seguir avanzando en pos de lograr diálogo y consenso sostenibles en el marco de la actividad extractiva, el país lo necesita.

¿Qué mecanismos aplica el Ministerio de Energía y Minas para impulsar el desarrollo de los proyectos extractivos? 

Contamos con 2 tipos de mecanismos: preventivo-promocionales y de acción inmediata. Entre los primeros tenemos: Participación ciudadana, Seguimiento a acciones de RSE de las empresas extractivas, Seguimiento a compromisos sociales (D.S. N° 040-2014-EM), Acompañamiento temprano (Exploración y pre-operación), Acciones de difusión en zonas aledañas a los proyectos mineros, e Intervenciones articuladas intersectoriales e intergubernamentales, conocidas como “Mesas de Desarrollo”. Asimismo, entre los mecanismos de acción inmediata (conflicto y post-conflicto): Implementación y gestión de Mesas de diálogo, Implementación y gestión de Grupos de trabajo y Seguimiento a casos sociales en tiempo real.

A nivel de las Mesas de desarrollo ¿cuáles son los principales aportes generados en el ámbito nacional en los últimos cuatro años? 

Estos espacios permiten articular al Gobierno Nacional con otros niveles de gobierno. Promueven la inversión pública en las zonas donde se realizan actividades extractivas (minero – energéticas) en forma complementaria a las iniciativas de RSE del inversionista. Por ejemplo, en Cotabambas (Apurímac), donde actualmente se desarrolla Las Bambas, se apalancó más de 300 millones de soles en inversión pública para infraestructura vial, electrificación rural, salud y educación. En Kañaris (Lambayeque), más de 75 millones de inversión pública.

Las Mesas de desarrollo impulsan medios de vida sostenible de las personas y comunidades y tienen ventajas para el Estado como no convertirse exclusivamente en “bomberos” de conflictos sociales, dejando de actuar de forma coyuntural y sin ningún alcance posterior.

Asimismo, permiten adquirir experiencia de gestión continua y sostenible, pues de lo contrario estas acciones no lograrán el impacto social deseado en la vida de la población. Y finalmente, contribuyen al establecimiento de una cultura y práctica institucionalizada en el sector y en el Estado enfocada en la prevención y control de conflictos sociales que pongan en riesgo la puesta en marcha de nuevos proyectos y la integridad de las poblaciones.

¿Considera que este Congreso Internacional será una interesante plataforma de diálogo y concertación? 

Por supuesto, este espacio servirá para acercar puntos de vista, experiencias y visión sobre la gestión social. Estoy convencido que es una plataforma para seguir difundiendo los avances de este proceso interno de las actividades extractivas, dirigida no solo a los directamente interesados, sino también a aquellos que en el futuro constituirán la masa crítica que hará de esta una actividad económica sostenible.

¿Qué mensaje brindaría a los profesionales que laboran en las áreas de Gestión Social del sector extractivo? 

Bueno, la gestión social en el ámbito extractivo no solo es una realidad actual sino un reto a futuro y tiene potencial académico y fundamentalmente aplicado. Por lo mismo, requiere constantes innovaciones, siempre en el marco de la sostenibilidad y los derechos de las personas.

Los contextos y sus actores siempre van a pesar en la gestión social y es algo que debe profundizarse como reflexión y procedimiento; siendo así la unión de diversas disciplinas profesionales gravitante para hacer gestión social efectiva hoy y mañana.