El presidente de la cámara que nuclea a las exploradoras, GEMERA, Ricardo Martínez, dijo este jueves en Banda Ancha que la provincia ha cometido algunas faltas en materia de sutentabilidad y sentenció: "Sustentabilidad es que el negocio sea para todos".
"Por suerte en San Juan siempre hemos tenido la potencialidad mucho más marcada que en otros lugares. Hemos tenido una seguridad jurídica alentada por el sector político, en algunos casos en forma desmedida, que ha obrado en contra de la industria, en otros casos ha sido muy positivo", agregó Martínez.
"El encuadre del gobierno provincial es muy positivo, en el sentido de tomar la minería como una actividad de altísima importancia, integrada a otras actividades", apuntó en la entrevista que sostuvo con el Canal 13 de San Juan.
"Pero lamentablemente nos están faltando las inversiones", aseguró el dirigente empresario.
"Con la minería es muy difícil hacer campañas políticas, porque nunca un proyecto se decide en cuatro años. La política de largo plazo es la que arroja resultados positivos", sostuvo.
"San Juan está destinada a ser uno de los destinos principales de inversiones mineras en Argentina", remató Martínez.
JULIO TURCUMAN
No somos el Triángulo de las Bermudas', intentó aclarar un colaborador del intendente iglesiano Marcelo Marinero a un empleado de este diario, luego de haber leído el final de una columna en esta misma sección hace un par de domingos atrás. En rigor, no lo son, pero parecen: el año pasado la Provincia les giró 67 millones de pesos en concepto de regalías mineras, que para ellos son 22 millones de pesos más que la coparticipación de todo el año. A pesar de ese 'extra', igual cerraron 2015 con una deuda de unos 30 millones de pesos. El Triángulo de las Bermudas no tiene respuestas lógicas para explicar la desaparición de barcos, aviones y personas y los Marinero tampoco las tienen para explicar la desaparición de tantos millones.
Desde 2006, año en el que Barrick comenzó a pagar regalías, el municipio manejado desde 2007 por los hermanos Mauro y Marcelo Marinero, ha recibido la friolera de $444.447.615 en concepto de regalías. Con esos más de 444 millones de pesos se pudieron haber hecho, por ejemplo, 15 hospitales semejantes al Ventura Lloveras de Sarmiento, pero no se hicieron. Y tampoco se hicieron otras obras indispensables para los iglesianos que se quejan -con razón- que la minería no les dejó nada. Entre coparticipación y regalías, Iglesia recibió en 2015 alrededor de 112 millones de pesos, que es más que la coparticipación de Rivadavia el año pasado y más o menos lo mismo de Chimbas en el mismo período, 103 y 114 millones de pesos respectivamente. A propósito de esta comparación, bien vale una aclaración: según el Censo 2010, Iglesia tiene 9.099 habitantes, Rivadavia 82.641 y Chimbas 87.258. Es decir, en el distrito minero reciben casi la misma plata que los otros dos municipios, pero para sostener servicios de sólo el 11 por ciento de los habitantes que tienen los dos departamentos del Gran San Juan que sirvieron para esta comparación. Una locura.
Iglesia es de esos ejemplos de los que se toman los que aún reniegan de la minería para decir que la actividad no genera riquezas más que a las empresas, lo que es una verdad a medias. Ha generado muchísima riqueza y los números que están más arriba así lo demuestran, pero las gestiones políticas, tanto departamentales, provinciales o partidarias, las han dilapidado con un nivel de impunidad llamativo. Y eso sin contar la priorización de la mano de obra, los aportes que han hecho desde la minera canadiense para desarrollar proveedores, las obras de aprovechamiento hídrico que Barrick pagó o los fideicomisos que se conformaron para distintas obras. Sólo hablamos de regalías y coparticipación, el resto debe sumar millones también.
¿Qué responden el intendente y su hermano cuando se les recrimina por el dinero y el tiempo perdidos? 'Se la dimos a la gente', dicen. Y no es mentira, ya que Iglesia tiene una tasa de empleados por habitante que es escandalosa: 11. La media nacional, tomando distintas fuentes, es de entre 80 y 100 dependiendo de si se trata de zonas urbanas o suburbanas. Es decir, un empleado cada 100 vecinos. Los Marinero tienen un empleado cada 11 iglesianos. Con esas cifras la atención al público debería ser ejemplar ya que se trata de casi un empleado por familia. En proporción tienen más municipales que la Ciudad de San Juan, por ejemplo, por donde circulan a diario al menos la mitad de los sanjuaninos. Becas de estudio, becas de transporte, becas de vagancia, todo sirvió para engañar a los iglesianos y mantener el único capital político medianamente sólido que ha logrado el Bloquismo en décadas.
En el sostenimiento de semejante despilfarro hay culpables, por supuesto: naturalmente los primeros son los intendentes y sus colaboradores, pero los segundos y terceros son la autoridad partidaria, Graciela Caselles, y quién gobernó 12 años la provincia, José Luis Gioja. Caselles hasta premió a Mauro con la Vicepresidencia primera del partido de la estrella y Gioja no permitió que el Tribunal de Cuentas lo investigue. Y entre ambos taparon cualquier intento, salvo el periodístico gracias a Dios, de investigar el accionar al menos éticamente cuestionable de Mauro, el primero de los dueños del condado. ¿Por qué lo hicieron? Priorizaron ganar elecciones a cuidar el futuro de las personas que viven en Iglesia, nada más ni nada menos. No se ve en el horizonte cercano que Caselles quiera revertir la situación y poner el ojo en Marcelo, el Marinero nuevo que está haciendo lo mismo que su hermano.
El actual gobierno ha dado al menos un pasito para intentar evitar que dilapiden la plata y ha conformado el 'Fondo Minero para el Desarrollo de Comunidades' que se nutre inicialmente de parte de la multa que le aplicaron a Barrick por el derrame de 2015 y después con el 20 por ciento de la plata de regalías que va a Rentas Generales. Esa plata la van a usar para desarrollar emprendimientos productivos en los departamentos donde hay gran minería, como Iglesia, Jáchal y Calingasta, pero irán expandiendo el alcance a todos los distritos de la provincia. Y para eso pusieron una condición inobjetable: se distribuirá en cada municipio siempre y cuando se presenten proyectos. Nadie quiere que los dineros vayan al manejo directo de los intendentes después de los 10 años de la experiencia iglesiana. La plata de regalías la tendrán que seguir girando a las administraciones municipales, pero al menos usarán algo más para hacer lo que los Marinero no han hecho. Nota para el ministerio de Minería: con las inversiones extranjeras que se han producido en las cales, donde una buena cantidad de toneladas producidas han quedado a cargo de multinacionales, no sería mala idea que empiecen a aplicarles también algunas reglas que ya se aplican a la gran minería, como fideicomisos, ¿regalías? y otras obligaciones de las que están exentas, gracias a la ya antigua concepción de que ese negocio es mucho más chico, hasta familiar, que el de los metales. Calidra, el grupo mexicano que acaba de comprar el 51% de Cefas, es uno de los mayores productores de cal del mundo. Calidra, sólo por mencionar un ejemplo, algún aporte extra también podría hacer en beneficio de las comunidades de Los Berros, por ejemplo, donde hay altos índices de contaminación por la falta de filtros en los hornos caleros. Hay cal por todas partes y nadie dice nada.
Volviendo al manejo de las regalías iglesianas, ojalá que ya nadie proteja a los Marinero para que no vuelvan a usar la plata de los iglesianos para ganar elecciones, que es lo que han hecho con los 444 millones de pesos que recibieron en 10 años de Veladero.
