Hagan juego señores. La minería argentina volvió al centro de la escena política, no por méritos propios sino por miradas ajenas. El Frente Renovador (FR), por boca de Marco Lavagna, aprovechó el vacío de noticias del feriado del lunes para insistir en los medios de que no bajará su bandera de volver a las retenciones mineras.
Fue la respuesta a la réplica, sostenida por números, del subsecretario nacional de Desarrollo Minero de la Nación, Mario Capello, contenida en un brief que el sanjuanino viene paseando por los despachos de los legisladores, al que tuvo acceso y publicó ayer Mining Press.
No hace mucho, en las postrimerías de la elección nacional que llevó al poder a Mauricio Macri, Capello fue tentado por el FR para ser su referente en minería (Scioli ya lo tenía a Hugo Nielson, para disgusto de Jorge Mayoral, y el PRO a Santiago Dondo, hoy subsecretario nacional de Política Minera). Capello tuvo una actuación acotada, a pesar de que los legisladores sanjuaninos Roberto Basuado y Eduardo Cáceres lo impulsaban a la tarea, entre otras cosas porque nunca estuvo muy clara la vocación minera del massismo.
Todo lo contrario, su referente ambiental, Sergio Federovisky siempre ha simpatizado con los sectores de la anti minería y por eso en San Juan supo tener fricciones en vísperas de los comicios. En este gobierno, el biólogo y periodista ha sido accedió al directorio del ACUMAR, encargado de velar por la contaminación del Riachuelo, y recientemente estrenó el programa “Ambiente y Medio”, en la TV Pública, que hace tres semanas homenajeó a la anti minería de Esquel.
La movida de Massa no cayó nada bien en San Juan, según lo describió Julio Turcumán en Diario de Cuyo (ver abajo). Y fuentes parlamentarias dijeron a este diario que el brief de Capello defendiendo la quita de aranceles a la exportación mineral de Argentina fue saludada por un “me gusta” por Basualdo y Cáceres. “No pasarán” dicen los legisladores de las provincias mineras, cuando se les pregunta por el regreso de las mining tax, pero nunca se sabe.
En tanto, Capello y Dondo, son hoy funcionarios del gobierno que tienen no sólo la misión de Cambiemos de garantizar su política pro minería. También tienen que navegar en las aguas procelosas del Acuerdo Federal Minero (AFM), la iniciativa del secretario Daniel Meilán que no despierta adhesiones entre los empresarios.
Esta semana el Consejo Federal Minero (COFEMIN) debería abocarse a la discusión de la Renta Minera para arrimar un poco más al puerto el polémico AFM. Con buena presencia del amplio mapa federal. Por esas curiosidades de la política, no faltan a la cita e incluso se entregan generosas al debate las provincias en las que la minería es insignificante o está prohibida.
La hipótesis de Meilán y los impulsores del acuerdo es que, con esa herramienta, imaginada para arbitrar la política minera de acá a 30 años, se abrirán las puertas para el desarrollo de la actividad en geografías reticentes, como Mendoza y Chubut. Mario Das Neves y Alfredo Cornejo podrían desmentir el diagnóstico, por ahora. Uno por refractario y el otro por ambivamente, pese a la chequera salvadora de Rogelio Frigerio.
A un año de la minería de Cambiemos, continúa el juego y el fuego cruzado entre la Nación y las provincias. Cuando más entusiasmo quería vender Meilán con su entendimiento anhelado, apareció Massa con la pierna fuerte. Es la renta minera, estúpido, dirían hoy Hillary y Bill Clinton, desde su flamante ostracismo.
JULIO TURCUMÁN
Mientras aquí hay funcionarios y empresarios que logran poner a la provincia en los primeros lugares de la economía nacional (San Juan tiene una desocupación que es casi la mitad de la del país entero), aparecen personajes como el líder del Frente Renovador, quien aburrido de sí mismo, se nota, pretende volver a modificar el andamiaje legal e impositivo de la gran minería, para sustentar su populismo hambriento y centralista, reinstalando las retenciones a esa actividad, lo que sería volver a los tiempos de kirchnerismo voraz que él tanto criticó. Ojalá el macrismo le responda como ya le respondió: no; habría que ver qué dicen Mauricio Ibarra o el transformado Martín Turcumán, entre otros, quienes apoyan aquí al líder "renovador". San Juan, mucho mejor de lo que muchos reconocen.
¿Primeros lugares de la economía nacional? Le retumbará aún al lector. Saquemos cuentas juntos: según el Indec, éste que es un poco más creíble que el del fatídico Guillermo Moreno, San Juan cerró el tercer trimestre del año con una desocupación del 4,8 por ciento, mientras que en el conjunto nacional el registró trepó al 8,5 por ciento. Si bien la provincia conserva aún la pésima costumbre de tener los números más altos que San Luis o Mendoza, pares regionales, está muy por debajo de otros distritos como Córdoba (9,8%), Gran Rosario (9,3%) o Salta (7,5%), que históricamente han sabido controlar mucho mejor su economía. Incluso la provincia gobernada por Juan Manuel Urtubey, que en los últimos años creció llamativamente, ahora aparece en el pelotón de las peores.
¿Debido a qué? En el gobierno provincial y varios privados piensan que la obra pública y el incentivo estatal a distintos sectores tienen la llave para la explicación. Y otras fuentes piensan más o menos lo mismo, pero no ponen el acento en los grandes emprendimientos, sino en la obra púbica más chica: hay 4.000 casas en ejecución, cientos de calles pavimentándose, las obras de los puentes sobre la ruta 40, entre otras. En realidad, al menos a juicio de este periodista, parecería que la provincia está por fin entendiendo que la gran minería no es la única salida. Si bien las exportaciones de minería metalífera siguen figurando al tope de los registros de salidas sanjuaninas al mundo, la provincia está poniendo el foco en otros sectores que habían quedado postergados, como el agroproductivo, el comercial, y la pequeña minería.
Lo de la pequeña minería puede ser, tal vez, el ejemplo más palpable en el cambio de estrategia oficial. Por ahora, según fuentes el Ministerio de Minería, se generaron alrededor de 1.000 puestos de trabajo con un programa de modernización, que se hace, nada más y nada menos, usando la plata de la multa a Barrick por el derrame o con el dinero de las regalías de los grandes emprendimientos. La estrategia es clara: sacarle a los grandes para distribuirla entre los chicos. En el caso del comercio, tras décadas de distintos pedidos, los comerciantes están recibiendo dinero para conseguir capital de trabajo.
Es muy probable que sin esa ayuda el cierre de pequeños negocios hubiese sido mucho peor de lo que se ve, por ejemplo, en el centro de la ciudad. Y en el sector agrícola e industrial, la ayuda es evidente, tanto que no hace falta detallarla. Lo dicen todos los sectores, los que advierten que la situación aún es difícil, pero que reconocen el esfuerzo. Incluso la vitivinicultura, que está pasando un veranito que probablemente dure una cosecha más. El veranito es de coyuntura por el clima, pero es.
En el manejo de las cuentas públicas sólo basta revisar el monto del bono que los gobiernos entregarán a sus empleados para fin de año y de ahí obtener un buen ejemplo de cómo es la administración: Salta ($3.000), Tucumán ($750), Misiones ($1.850), San Luis y Corrientes ya anunciaron la ayuda, pero sin detalles. Mientras que La Pampa lo acordó ya a mediados de año ($5.000) y San Juan, que ya está pagando los $5.600 que anunció hace bastante. Buenos Aires y Mendoza no lo darán, la Nación llegó hasta los $3.500, solamente, y el resto no supera ni de casualidad a San Juan. Para colmo, la administración de Sergio Uñac va a cerrar 2016 sin déficit, que no es lo mismo que pueden decir incluso las provincias que van a entregar un bono de fin de año. Es cierto que la virtud del déficit cero la inauguró José Luis Gioja, pero también hay que decir que el ahora diputado nacional siempre gobernó con el mismo color político nacional, nunca como ahora.
Ojo, aún falta mucho para decir que todo está bien, pero creo que podemos decir a los cuatro vientos que estamos mucho mejor que en otros lugares del país, eso con seguridad.
Massita
Como todo mundo sabe, hay distintas propuestas para modificar el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, y como el Frente Renovador tiene mucho voz y voto en el Congreso, también han hecho una propuesta. El dilema no es modificar el mínimo, el dilema es quién va a pagar lo que los trabajadores dejen de aportar, porque este es un impuesto que se coparticipa. Entre un pool de cinco ofertas que hace el FR de Sergio Massa, está el de reinstalar las retenciones a la actividad minera, eliminadas por Mauricio Macri apenas asumido en el cargo.
Calculan que se trata de unos 5 mil millones de pesos que se aportarían al fisco, pero claro, veamos el impacto: según Mario Capello, en una nota que publicó en este diario hace un par de días, "el costo fiscal por quitar retenciones a la industria minera fue de U$S 130 millones anuales. Menor al beneficio de U$S 195 millones que el Estado recaudará por impuestos, e irrelevante frente a los U$S 910 millones que recibirán trabajadores y proveedores gracias a la riqueza mineral que ahora se va a aprovechar", clarito como el agua. El movimiento que ha provocado retirar las retenciones es mucho mayor al de reinstalarlas. Lo que pasa es que Massa ve solamente la aprobación de las grandes urbes, las que salieron a rechazar la quita. Y lo rechazaron porque no les importa que acá se genere mano de obra, y porque no entienden nada de nada en materia minera.
En el aspecto político, no hay dudas que Massa pretende volver a quedar bien con la popular a costa de la actividad minera. No hay que olvidar que en la última campaña presidencial, al menos en San Juan, evitó dar definiciones de la continuidad o no de la actividad. Y que tuvo como candidatos a anti mineros en Mendoza y La Rioja.
En resumen, la actividad en la provincia avanza, porque los números así lo indican. Pero existen estos nubarrones que de cuando en cuando amenazan con volver a empobrecer la comodidad que se ha logrado. Sería bueno que Ibarra y Turcumán salgan a tomar posición respecto de esa idea massista de volver a tocar las reglas de juego de una actividad que le ha hecho bien a San Juan. Ibarra ha sido cambiante en su vida política, esperemos que Turcumán haya pegado sólo este salto, aunque si sigue teniendo de socio al exintendente, probablemente se le peguen los rasgos de dirigente que se acomoda a las épocas. Aún guardo esperanzas de que opinen distinto a Massa y salgan a decirlo.
