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ANÁLISIS
Ricardo Alonso: Talco, piedra sapo y jesuitas
20/02/2017
MINING PRESS/El Tribuno

RICARDO ALONSO

El polvillo mágico que, desde que nacemos, nos acompaña cada día de nuestras vidas, a veces, sin que nos demos cuenta. 

El talco es el mineral más blando que existe en la naturaleza. En una escala de durezas relativas inventada por un viejo mineralogista alemán (Mohs), el talco aparece con la dureza más baja entre diez minerales; de los cuales, en el otro extremo de la tabla, está el diamante, que es la sustancia más dura conocida. Si bien se conoce desde antiguo, al parecer el primero en nombrarlo fue otro alemán, Georgius Agricola, en el siglo XVI, quien le habría puesto talco, del árabe, en el sentido de “puro”, en razón de que al molerlo se convertía en un polvo blanco, suave y delicado.

Nadie puede ignorarlo.

El talco es un mineral que nos acompaña desde el nacimiento y a lo largo de toda la vida. Precisamente sus características de ser muy blando y convertirse en un polvo absorbente, la suavidad al tacto y demás propiedades, lo hacen esencial para la salud e higiene de los bebés. Luego se sigue usando en talcos para los pies, polvos desodorantes, cosméticos y en decenas de otros usos en farmacia y perfumería.

Pero ¿Qué es el talco?

Simplemente un mineral, uno de las casi 5000 especies minerales que existen en la naturaleza. Se trata de un silicato de magnesio que por sus propiedades cristalográficas estructurales forma parte de los filosilicatos, esto es minerales en hojas o escamas, parientes directos de las micas y las arcillas.

Cuando está puro es blanco, con un brillo nacarado, pero predomina el mineral con ciertas impurezas que lo hacen de un color verdoso claro hasta verde parduzco. El talco es producto del metamorfismo de ciertos tipos de rocas magnesianas ya sea de naturaleza ígnea o bien dolomitas. Normalmente ocurren esas transformaciones, de unas rocas en otras, en los bordes de convergencia de las placas tectónicas por el efecto de la presión y la temperatura. El talco puede aparecer allí formando lentes de buena pureza. El resto de la roca generalmente es un esquisto talcoso que recibe distintos nombres entre ellos el de esteatita. Dos son las características principales de esta roca, donde uno de los componentes es el talco, y son el tacto untuoso o jabonoso y la facilidad de tallarse gracias a su baja dureza. Ello dio pie a que se buscara la esteatita justamente para usarse en el tallado de distintos tipos de esculturas.

Ahora bien por su naturaleza jabonosa al tacto en inglés se la conoce como “soapstone” o “piedra jabón”. Por alguna extraña razón “soap” en inglés pasó a ser “sapo” en español, o sea “piedra sapo”. Y así es como se la conoce en la Argentina, especialmente en Córdoba, donde están los mayores yacimientos del país. Tal vez ello ocurrió por analogía con la piel del sapo y el color verdoso de la roca. Lo cierto es que los jesuitas que se hicieron fuertes en Córdoba donde dejaron un gran legado de obras arquitectónicas utilizaron con profusión la piedra sapo en sus construcciones.

La blanda piedra tallada

El exquisito tallado del propio escudo de la Universidad de Córdoba “Universitas Cordubensis Tucumaniae”, que se remonta al siglo XVI, está esculpido en pizarra de talco o piedra de sapo de los depósitos minerales presentes en las sierras cordobesas. También se encuentran otras piezas entre ellas un lavatorio con la imagen de María Magdalena que se conserva en la vieja iglesia jesuítica de la capital cordobesa.

La facilidad con que se tallaban estas rocas hizo que se las conociera como “piedra estatuaria”, ya que servían para hacer estatuas, lápidas, placas de distintos usos ornamentales y funerarios, entre otros. Es más, un excelente ejemplo de uso de la piedra sapo es el gigantesco Cristo Redentor o Cristo del Corcovado que se erige en el cerro homónimo en frente de Río de Janeiro.

La escultura de cemento concreto con los brazos abiertos y la cabeza inclinada al vacío tiene 30 m de altura, sobre un pedestal de 8 m, y está completamente revestida por piedra sapo de color verde a grisáceo. Pesa mil toneladas y por su tamaño, diseño y arquitectura ha sido elegida como una de las siete maravillas del mundo moderno.

Tiza de sastre

Otro uso interesante y menos conocido del talco pero que seguramente todos tuvieron oportunidad de apreciarlo es la famosa “tiza de sastre”. A diferencia de las tizas de pizarrón que se preparan con carbonato de calcio y otros minerales, las utilizadas por los sastres son de talco ya que se puede marcar la tela y luego remover dicha marca con un simple cepillado sin ensuciar ni dejar rastros.

El talco se separa en hojitas blandas, delgadas, flexibles, transparentes y carentes de elasticidad. En base a estas propiedades tiene muchísimas aplicaciones en la industria y en la vida cotidiana además de las ya señaladas. Una de ellas es en el amplio mundo de los plásticos con los cuales estamos en contacto diario por cientos de razones. Precisamente gran parte de la producción mundial de talco se destina a los plásticos donde se lo usa como carga o relleno.

La forma plana de las partículas de talco logra que se aumente la rigidez en productos tales como polipropileno, vinilo, polietileno, nilón y poliéster. Además evitan la contracción de los plásticos y también generan menos abrasión en los equipos de fabricación por su baja dureza a diferencia de otros minerales de carga más duros.

Otro uso tiene que ver con los cerámicos en general sea como tejas, azulejos, accesorios de baño, elementos de cocina, vajilla, etcétera. Al agregar talco como material de relleno en los cerámicos se mejora la cocción del llamado “bizcocho” así como la resistencia del producto terminado. También es importante su uso como carga en pinturas y en papel. La mayoría de las pinturas no son otra cosa que suspensiones de partículas minerales en un líquido. Cuando se aplican en una pared, por ejemplo, el líquido se evapora, la pintura se seca y las partículas minerales permanecen en la superficie pintada. La forma escamosa de las partículas de talco logra mejorar la suspensión y adherencia a las superficies.
El papel por su parte es una pulpa de fibras vegetales, celulosa, tal como ocurre con el bagazo de la caña de azúcar, al cual se añaden distintos minerales para aumentar su calidad y propiedades, entre ellos baritina, caolín, arcillas, talco, etcétera. 
El talco ayuda a mejorar la opacidad, brillo, blancura y absorción de la tinta dando superficies tersas, lisas y suaves.

La vida cotidiana 


Donde lo tenemos todos los días es en los cosméticos y antitranspirantes. El talco se puede aplicar a la piel y luego lavarlo sin causar abrasión en razón de su blandura. 
Además tiene la propiedad de absorber la humedad y los olores, de servir como lubricante y de producir un efecto astringente por lo cual ha cobrado valor en su uso en desodorantes y antitranspirantes. Se lo utiliza en lubricantes de alta temperatura donde los aceites no funcionan; en las pinturas asfálticas para techos ya que mejoran su resistencia a la intemperie; como soporte de pesticidas, insecticidas, fungicidas, entre otras decenas de usos. 
Una de las curiosidades de la piedra sapo es que es un aislante de la temperatura y por otra conserva el frío, además de ser impermeable.
En base a algunas de estas características antiguamente la piedra sapo, se utilizaba para hacer tinteros, moldes para fundir balas, ollas u otros utensilios de cocina, pipas de fumar, revestimiento de hornos y hasta ¡cubitos para reemplazar el hielo del whisky!


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews