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ACTUALIDAD
Malta nostra: La mafia en la isla
21/05/2017
MINING PRESS/ENERNEWS/El Mundo

Un golpe de suerte permitió trazar el tesoro de la Gomorra. En 2005, Nicola Shivanoe, hijo del conocido capo Sandokan, perdió la cartera. La recuperaron unos carabinieri que dentro encontraron una tarjeta de negocios con el nombre de Bruno Tucci, empresario italiano radicado en Malta. Pinchando el teléfono de Tucci, los investigadores llegaron a la conclusion de que podía ser uno de los empresarios a través de los cuales el clan de la Casa di Principe pretendía lavar dinero en Malta. El plan era hacerlo montando clubes nocturnos, restaurantes, empresas de juego. Rápidamente, enviaron una comisión rogatoria a las autoridades de La Valleta, pero la respuesta de Malta se hizo esperar. El resultado fue que los investigadores perdieron la pista del dinero de la Gomorra, que se habría quedado en Malta. Hasta ahora.

Como ha podido comprobar el semanario italiano L'Espresso -miembro de la red EIC, a la que pertenece EL MUNDO-, los documentos del registro público de empresas maltés permiten volver sobre los pasos de Tucci. Residente en Malta, el italiano es accionista de dos sociedades en la isla -MBT Services Limited, registrada en 1996, y Genergia Ltd., en 2010- que nunca han presentado cuentas. Hacerse una idea del negocio que han llevado a cabo es imposible, y aunque el medio italiano trató de contactar con Tucci, este no dio información. La única certeza es que ambas compañías siguen operativas.

Es sólo una de las historias de la Mafia que parten del análisis de las sociedades registradas en Malta. Sin necesidad de cruzar fronteras y con la garantía de la UE, la isla se ha convertido en centro de operaciones de muchos negocios impulsados por el dinero de actividades mafiosas.

Otro caso. Haru Pharma es también una sociedad del registro maltés. Y un escaparate perfecto para esconder el dinero del narcotráfico. Con sede en Balzan, a pocos kilómetros de La Valleta, Haru Pharma no ha presentado balances en los años que lleva operativa. Sí es posible saber otras cosas. Por ejemplo, que su único accionista es Haru Pharma Holding Limited, registrado en la Isla de Saint Kitss y Nevis, un paraíso fiscal en el Caribe que guarda secreto absoluto sobre los socios de la empresa. El jefe de la sociedad maltesa es Sebastiano Calabrò, cuyo nombre parece ser el enlace entre la empresa pantalla maltesa y la 'Ndrangheta, la mafia calabresa, heredero de un importante clan que amasó una fortuna primero con secuestros y después con el tráfico internacional de cocaína. Recientemente fueron acusados por presunto lavado de dinero. Según la Fiscalía italiana, parte de lo obtenido con el tráfico fue usado para comprar una de las tiendas más antiguas de Milán, Caiazzo Pharmacy, donde trabaja Sebastiano Calabrò. Este hallazgo permite, por primera vez, establecer un vínculo entre las empresas offshore y los individuos relacionados con el poderoso cártel de San Luca.

Pasamos a un clan asentado en Reggio Calabria. De la farmacia al juego online, un negocio por el que el gobierno maltés ha apostado con un generoso régimen fiscal y que representa un 12% del PIB nacional, según el ministro maltés de Competencia, Emmanuel Malia. El clan fue investigado por el blanqueo de 2.000 millones de euros. Para reducir su sentencia, el jefe del clan, Mario Gennaro, decidió cooperar y contó a la fiscalía que el dinero se había enviado a la isla. El objetivo: invertir fondos de la Mafia en webs de póker y apuestas. Usaban cerca de 20 sociedades maltesas que revelan lazos entre Gennaro y Gvm Holdings, un fiduciario encabezado por David Gonzi, abogado e hijo del ex primer ministro maltés Lawrence Gonzi.

Los fiscales en Reggio Calabria abrieron una investigación hace un año. Dado el tiempo pasado, algunas fuentes italianas de la acusación temen que las autoridades maltesas hayan archivado el caso y arrojan dudas sobre la voluntad de La Valleta de perseguir estos negocios. Tras conocer por la prensa que estaba siendo investigado, el hijo del ex primer ministro declaró que simplemente «había ofrecido servicios legales a una de las empresas», una versión creíble dado que la parte central del negocio de Gvm Holding es la consultoría legal y fiduciaria. No obstante, el caso de Gonzi muestra cómo en Malta abogados y contables dan servicio a todo tipo de personas, a veces incluso a mafiosos.

Más 'Ndrangheta, tráfico de drogas y juego. Esta vez, con nerds de por medio. Nicola Femia, conocido como el rey de las máquinas tragaperras, pertenece a la nueva generación de jefes del clan calabrés Mazzaferro. Su nombre no aparece en el registro de empresas maltés, pero sí el de Fernando Orlandi. Orlandi fue durante unos años el presidente del Casino Venezia en la isla.

La hija de Femia fue investigada por las autoridades de San Marino, acusada de lavar parte del dinero de su padre. Y así es cómo, por primera vez, el nombre del clan aparece relacionado con el Casino Venezia en Malta, que pertenece en un 40% a Venecia. En su defensa, la hija de Femia declaró que 580.000 euros habían sido transferidos desde su cuenta en San Marino hasta una empresa chipriota con el fin de financiar «operaciones empresariales en Malta relacionadas con el Casino Venezia». El responsable del casino era entonces y hasta el final de 2013 el mismo Orlandi. ¿Estaba lavando dinero Femia con el permiso del jefe del casino? Es una posibilidad. De lo que no cabe duda al revisar el registro de sociedades maltés es de que el residente londinense con pasaporte italiano tuvo algún papel. Dicho registro revela que Orlandi es accionista minoritario en otras dos empresas en la isla: una es Casino Venezia y la otra es Sportalnet Limited, oficialmente un proveedor de software para juego digital. Ambas sociedades comparten a otro accionista, International Trust Ltd., un fiduciario maltés cuyo beneficiario último es imposible averiguar.

Malta Files Malta, un resort fiscal dentro de la UE para atraer a las grandes fortunas

EL MUNDO

Varias multinacionales comparten timbre en un edificio. Hasta una docena de sociedades puede usar la misma dirección postal. Sus números no tienen por qué aparecer en la guía telefónica y no hay nadie disponible en horas de oficina.

Malta, una isla de 450.000 habitantes, quiere atraer algo más que adolescentes en viajes de intercambio de idiomas. Y lo consigue. Aunque el negocio que se realiza en el país no siempre es significativo. En algunos casos, la filial maltesa de las grandes empresas no es más que un buzón.

Malta Files es una investigación de EL MUNDO y la red de periodismo de investigación EIC sobre la actividad fiscal en la isla mediterránea. El resultado muestra cómo Malta se ha convertido en un refugio fiscal dentro de la Unión Europea, un paraíso para empresas y empresarios que se benefician del régimen fiscal de la isla para ahorrar impuestos y, en algunos casos, gestionar sus negocios con opacidad.

Telefónica, BMW, Lufthansa, Puma o el gigante químico alemán BASF son algunas de las grandes empresas que cuentan con una dirección postal en Malta. Poner en marcha una 'Ltd.' -abreviatura de 'Limited', con responsabilidad legal limitada, el tipo de empresa más popular en Malta- se puede hacer en sólo 24 horas con un depósito mínimo de 1.200 euros. En septiembre de 2016, en el registro de empresas maltés había más de 50.000 sociedades.

La isla mediterránea ofrece al mismo tiempo las ventajas de una legislación fiscal basada en la de Reino Unido, la localización dentro de la Unión Europea y unos impuestos similares a los de los territorios más atractivos del Caribe.

Oficialmente, el tipo del Impuesto de Sociedades maltés es del 35%, el más alto de la UE. Sin embargo, un sistema de imputación y devoluciones a modo de crédito fiscal para los accionistas de sociedades maltesas permite en muchos casos que la tributación efectiva de los beneficios se reduzca al 5%. Además, Malta no impone ninguna retención al pago de dividendos, intereses y 'royalties'.

"Malta pretende posicionarse, y para determinados supuestos lo ha logrado, como un territorio fiscalmente atractivo. El hecho de que una empresa se establezca en Malta atraída por su fiscalidad no tiene por qué ser necesariamente abusivo desde un punto de vista jurídico; cuestión distinta es que su implantación en Malta carezca de los recursos o sustancia económica necesarios para el desarrollo de la actividad, o que atente frontalmente contra la lógica empresarial, y que el motivo principal consista en ahorrarse impuestos por beneficios que en realidad se generan en otro país", explica Ignacio Gordillo, director del departamento de fiscalidad internacional del despacho Montero-Aramburu.

El régimen fiscal 'atractivo' de la isla es ventajoso para dos de las tres partes involucradas. Malta se beneficia de este sistema: mejor un 5% que nada. Las empresas internacionales, también: mejor un 5% que un 25% (en el caso de España). Y salen perdiendo las arcas de los países que, si la ingeniería fiscal es lo suficientemente sofisticada, no recibirán nada. Según el diario maltés Malta Today, en 2015 se quedaron en el país en torno a 4.000 millones de euros en ingresos corporativos que deberían haber tributado en otros países.

"Malta tiene una tradición jurídica y cultural anglosajona que en determinados casos también puede contribuir positivamente al desarrollo de negocios internacionales", explica Gordillo. Al contrario que la mayoría de los países europeos, y conforme a la tradición británica, Malta distingue entre los meros residentes fiscales y los residentes fiscales domiciliados. El concepto de domicilio implica una vocación de permanencia a largo plazo que no se exige para la mera residencia fiscal. Esta última conlleva, por lo general, una menor imposición, fundamentalmente en lo que respecta a las rentas obtenidas fuera de Malta siempre y cuando no se repatríen a la isla. Este planteamiento ofrece oportunidades de planificación fiscal para fortunas que trasladen allí su residencia.

Y a las ventajas fiscales se suman factores como el idioma -el inglés es lengua oficial-, los bajos costes salariales o la disponibilidad de personal con capacidades tecnológicas. "Ninguna empresa seria suele establecer una holding en un determinado lugar única y exclusivamente por la fiscalidad", puntualiza Gordillo. "Es un factor clave, desde luego, pero hay otras cuestiones como la seguridad jurídica, la flexibilidad regulatoria, la localización geográfica o los servicios e infraestructuras del país que también juegan un papel importante para decantarse por una determinada jurisdicción entre las muchas que compiten por atraer a este tipo de sociedades".

¿Cómo funciona?

Una empresa en Madrid, Londres o París puede abrir una matriz en Malta, donde el Impuesto de Sociedades es del 35%, el más alto de la Unión Europea actualmente.

Sin embargo, si los inversores no están en Malta y la actividad de la sociedad no tiene lugar en ese país, es posible pedir a la Agencia Tributaria maltesa el reembolso de hasta 6/7 de lo tributado de vuelta a la empresa. Así, el porcentaje real puede descender desde ese 35% hasta sólo un 5%.

La mayoría de los tipos nominales de Impuestos de Sociedades en la UE -la cantidad con que un Estado grava los ingresos de las empresas- se mueven entre el 20 y el 35%. Existen tasas más bajas en países más pequeños como Letonia y Lituania (15%), Chipre (12,5%) y Bulgaria (10%). Hungría ha reducido este año su impuesto hasta el 9%. La media de la Europa de los 28 es del 22,5%.

Irlanda, con un Impuesto de Sociedades del 12,5%, es la principal sede europea de muchas multinacionales extranjeras. Las ventajas también se dan allí: a la baja presión fiscal se suman activos como la agilidad para la creación de empresas o, una vez más, el idioma.

Por dudosos que puedan llegar a parecer, los esquemas fiscales con escala de empresas europeas son legales en la mayoría de los casos. Los motivos de las personas físicas que gestionan su patrimonio con las herramientas financieras maltesas pueden ser más sospechosas. Pero siempre que personas y empresas declaren en su país el dinero que tiene en el extranjero y pague los impuestos correspondientes, no se incurre en ninguna ilegalidad.

Las autoridades maltesas se aferran a la soberanía fiscal de los Estados miembros garantizada por la UE. El régimen fiscal maltés actual -ya en marcha antes de que Malta ingresara en la UE en 2005- tiene el apoyo de los principales partidos políticos nacionales (a excepción del Green Party). La defensa principal consiste en que el control sobre la política fiscal es la única herramienta que les queda a los países pequeños -y, en el caso de Malta, con unas condiciones especiales de insularidad y lejanía geográfica- de la UE para seguir siendo competitivos.

"La legislación, per se, raramente es abusiva. El abuso consiste en el mal uso que se hace de ella. Si se abusa del Derecho, tal conducta es perseguible y debe perseguirse", afirma Gordillo. Y como señala el fiscalista, Malta no es la única que busca incentivos legales y fiscales para atraer negocio. "Incentivos legislativos, más o menos sofisticados, los hay en todos los países".

En pleno debate comunitario sobre el avance hacia una unión económica, Malta es un ejemplo de la competencia fiscal existente entre los Estados miembros. La capacidad de cada país para fijar varios de sus tributos, sumado a factores como la seguridad jurídica, ha permitido en el caso maltés crear un entorno atractivo para la inversión internacional. Esto ha ayudado a que el país pasara por la crisis de puntillas: entre 2005 y 2016, el PIB per cápita de la isla no sólo no se redujo, sino que aumentó un 28%.


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