Silvio Pastore, MSc.*

(Especial para Mining Press) Pareciera que los argentinos tendríamos una nueva oportunidad para consensuar las condiciones mínimas a cumplir por los estados provinciales para la protección de los glaciares.

Estos cuerpos de hielo o con hielo a proteger en el sector continental del territorio de la República Argentina se encuentran emplazados en la Cordillera de los Andes, que atraviesa todo el país de norte a sur sobre el oeste de nuestro territorio conformando distintos espacios geográficos, que son el producto de la compleja relación entre la sociedad y la naturaleza. El medio ambiente es la base de producción indispensable para la vida y se define en relación con el hombre, más exactamente con los grupos humanos. El hombre efectúa extracciones de los ecosistemas para satisfacer sus necesidades y consecuentemente los modifica.

En los últimos años en nuestra sociedad hubo un sinnúmero de opiniones, notas periodísticas y hasta publicaciones científicas sobre el tema. Al respecto quisiera expresar que el conocimiento es un conjunto de información adquirida a través de la experiencia o de la introspección y que puede ser organizado sobre una estructura de hechos objetivos accesibles a distintos observadores. Se denomina ciencia a ese conjunto de técnicas y métodos que se utilizan para alcanzar tal conocimiento. Es decir que expresiones que aseguran hechos que no cumplen con esta estructura, no debieran ser consideras como expresiones científicas.

Las provincias argentinas que tienen parte de su territorio ocupado por estas geoformas, de hielo o con hielo, tienen distintas razones históricas, políticas y económicas que presentan una marcada desigualdad en la distribución de su población y en el nivel de desarrollo económico, por lo tanto hay que partir de la percepción que del medio tienen las colectividades que lo ocupan y le dan forma, para entender el porqué de los desequilibrios y poder actuar en consecuencia.

La elaboración de una estrategia de protección para estas geoformas requiere un plan a largo plazo, que como primer paso considere la construcción de una base de datos actualizada (en ejecución), que muestre la ubicación, tamaño y las características principales de las geoformas de o con hielo y a futuro inmediato evaluar su importancia en el aporte a los recursos hídricos.

El análisis de fluctuaciones realizado a distintos cuerpos de hielo (glaciares descubiertos o glaciares blancos) en la provincia de San Juan muestran una clara tendencia de disminución de área y retroceso de sus frentes en los últimos 50 años. Esta situación continuará en el futuro, según muestran los resultados de los modelos existentes de cambio climático que contemplan para fines de siglo la disminución del derrame medio anual del río San Juan en un 18% y la elevación de la isoterma 0° en 500 m de altitud.

Estas tendencias observadas y los modelos del comportamiento a futuro, predicen la desaparición de un gran número de cuerpos de hielo y un cambio en la forma de la precipitación en la cordillera (de nieve a lluvia). Por lo tanto, toda decisión estratégica sobre la protección de las reservas de agua en estado sólido debe incluir este escenario, como mínimo.

Los glaciares blancos (llamados así por su aspecto a simple vista) han sido objeto de admiración y estudio por diferentes razones, desde las complejas mediciones de paleo clima (clima en el pasado) hasta la simple observación del paisaje que conforman. Estos cuerpos son característicos del ambiente glacial y desde el punto de vista científico, existen metodologías para su estudio dado que representan las geoformas con el mayor volumen de agua en estado sólido en la cordillera.

Los glaciares de escombros, son totalmente diferentes, no solo por su aspecto (no son blancos) sino también por el proceso que le dio origen y son la geoforma que caracteriza el ambiente periglacial. Si aplicáramos los mismos métodos de estudio que para el caso de los glaciares blancos, tendríamos que decir que estos glaciares en su mayoría, están creciendo (glaciares de escombros activos) dado que su frente avanza y su área aumenta con el correr del tiempo...Pero este análisis no es correcto porque estamos aplicando una misma metodología de análisis para dos poblaciones de estudio con génesis y comportamientos diferentes.

La Argentina es pionera en tener una ley de protección de glaciares y al no haber antecedente de otra ley similar a nivel mundial, debemos ser lo suficientemente capaces para ir mejorándola a medida que aumenta el conocimiento al respecto, sin embargo toda política de protección de las geoformas que caracterizan al ambiente glacial deben ser promovidas, especialmente en los Andes áridos y aquí nuevamente tenemos que diferenciar los ambientes glaciares de los periglaciales, dado que en este último lo que conocemos al día de hoy es que su aporte a los sistemas hídricos está por debajo de la precisión de los equipos de medición disponibles.

La legislación actual es innovadora (única en su tipo a nivel mundial), asume roles de las geoformas con hielo, que desde lo científico no son comprobables (como, por ejemplo: la importancia del ambiente periglacial como reservas estratégicas de recursos hídricos) y presenta problemas por la falta de definición de algunos aspectos (tales como la definición concreta de hasta donde se extiende el ambiente periglacial). Estas situaciones afectan a la seguridad jurídica de las personas, a la economía, al medio ambiente, a los intereses fiscales, a la vida social en general y a la calidad institucional del Estado.

Definitivamente una modificación a la actual ley es necesaria y ello no implica poner en riesgo el futuro de la disponibilidad del recurso para la comunidad y deberíamos ver a esta posibilidad como una oportunidad para mejorar la protección de nuestros cuerpos de hielo y aquellos cuerpos con hielo que representen un rol insustituible de los ecosistemas locales.

 * Docente da la FCEFyN - UNSJ. Director Geocientífico del Inventario Provincial de Glaciares sobre el Sistema Hídrico del río SanJuan