Julio Aiub Morales
Codelco es una empresa minera estatal y el Diario de Atacama señala que el proyecto minero se presentará al Sistema de Evaluación Ambiental (SEA) en el 2018 y si es aprobado, recién en el 2021 podría estar comenzando a extraerse el cobre en este caso. Claro, según los cálculos, se podrán sacar, procesar y vender unas 37.000 toneladas por día (incluyendo sábados y domingos) durante 44 años. ¡Sí, por día durante 44 años!
Aún siendo estatal Codelco deberá superar los rigurosísimos exámenes y análisis del SEA al igual que cualquier empresa privada, pequeña, mediana, grande, nacional o extranjera. Y su palabra será solamente apelable ante la Justicia máxima. Precisamente un par de días antes la prensa anunciaba que una importante multinacional minera recurriría a la Corte porque el SEA le había rechazado un proyecto de más de mil millones de dólares.
Copiapó es la principal ciudad y capital de la región de Atacama y un reducido grupo de periodistas de La Rioja estuvimos allí la semana pasada, al igual que en una importante mina de oro en el sur de Santiago de Chile, para observar in situ cómo se maneja la cuestión minera en el hermano país.
Conocí Copiapó en la época del gobernador riojano Bernabé Arnaudo, que viajó hacia allá para hacer los primeros pasos de una integración más declamada que real. Arnaudo aterrizó en un pequeño aeropuerto casi rural. Entonces había pocos vuelos -unos tres por semana-. Hoy, en el nuevo y moderno aeropuerto, aterrizan y despegan siete vuelos diarios de pasajeros, de lunes a lunes, más numerosos vuelos de carga.
Copiapó era entonces muy parecida a La Rioja, con su plaza principal con altos árboles, falsos pimientos, con la Catedral al frente, uno de los mejores hoteles también al frente de la plaza en otra cuadra. En la plaza se desarrolla una feria de artesanías y de variedades. Pero el centro comercial se ha expandido con tiendas de primera línea y se han construido dos grandes shoppings, donde están presentes las mejores marcas en indumentaria, electrónica, etc. A fuerza de ser sinceros, hoy Copiapó -y en general Chile- nos ha sacado mucha ventaja.
La ciudad cobra mucho más vida el sábado pues las mineras pagan todos los viernes, lo cual hace que la gente prácticamente inunde las calles céntricas y los centros comerciales, haciendo bastante En las calles, igual que en La Rioja, hay vendedores de todo tipo de cosas. Pero también, al igual que en todas las ciudades de Chile, hay vendedores de fruta fresca, que la gente come como merienda. Las frutillas, rozagantes, los tiernos kiwis, las cerezas brillantes, los damascos grandes y jugosos tienen precios muy accesibles y vienen bien empacados. La ciudad tiene unos 160.000 habitantes, no llueve casi nunca. Durante el día hace calor -no tanto como aquí- y por las noches refresca, típico de clima desértico. Pero hay un aire generalizado de progreso, de movimiento económico.
No fuimos a comprar sino a ver, a palpar la vida de la ciudad. A vuelo de pájaro vimos algunas cosas más baratas que en La Rioja y otras casi igual. Pero la diferencia está en el combustible: vale el 30 por ciento menos que la Argentina y eso que es todo importado absolutamente. Hay sólo una clase de gas oil: el premium.
A diferencia de otras veces vimos pocos autos de fabricación argentina: las calles están inundadas de camionetas 4x4 de variadas marcas, Toyota, Mitsubishi, Volvo, Ford (la original) y automóviles de origen europeo, norteamericano, japoneses, coreanos, todos de primera marca. También hay chinos. Eso sí: no pude ver ninguna Amarok, por lo cual si nuestros funcionarios van allá van a tener que guardar la alemana y sacar la Toyota.
En la zona de influencia de Copiapó hay unas 1800 minas trabajando, de todos los tamaños de producción. Algunas emplean hasta 2.500 operarios. Dentro de éstas, hay unas 150 empresas consideradas de primera línea. A las empresas mineras que no tienen su propio procesamiento, la Empresa Nacional de Minería (Enami) les compra la producción, procesa el material y vende el producido con mano de obra agregada, tanto dentro del país como a la exportación.
Si bien ha tenido impulso en las últimas décadas, hay que reconocer que la minería no es nueva para Copiapó, como tampoco lo era para La Rioja cuando se explotaba la mina La Mejicana. El antiguo y característico edificio de la Universidad de Atacama, en Copiapó, luce orgullosa el año de su fundación, 1857, cuando el entonces presidente Manuel Montt funda la escuela de minería, donde estudiarían muchos bolivianos y argentinos. Entonces la explotación mas importante era la plata. Pero la metalurgia de metales preciosos ya la hacían las poblaciones indígenas, bajo la dominación inca, mucho antes de la llegada de los españoles. En 1991 se descubrió una estatuilla de oro laminado de la época incaica.
A sólo 29 km del centro de Copiapó en el distrito Tierra Amarilla se encuentra uno de los open-pitt más grandes de Chile. Mina Candelaria una explotación de cobre a cielo abierto gigantesca donde los grandes camiones mineros pueden verse, abajo, como de juguete cuando nos detenemos al borde la ruta interna. Esta mina procesa 75 000 toneladas por día y pertenece al grupo canadiense Lundin, asociado al japonés Sumitomo. Hace un par de años fue visitada por el obispo riojano Marcelo Colombo y Luis Beder Herrera.
Por supuesto que hay problemas en Copiapó, como en toda ciudad. El principal es el agua porque llueve muy poco y el río Copiapó, que baja de la cordillera no tiene un gran volumen de agua y que tiene una junta de vigilancia que lo monitorea constantemente. En enero próximo llegará un equipo de Holanda, especialista en desastres naturales relacionados con el agua. En Chile tienen en claro que en determinadas cuestiones hay que llamar a los mejores y no dudan en hacerlo.
Hubo y hay quejas por falta de agua potable, por su turbiedad en algunos sectores, pero el propio gobierno encendió un alerta por la escasez. Sucede que con el aumento de la actividad humana, se usan unos 18.000 litros por segundo y el acuífero sólo repone 5000 litros.
La empresa de aguas está perforando a 200 metros para obtenerla, cuando antes era sólo a 20 o 30 metros. Una de las salidas planificada para el 2020 es una planta desalinizadora de agua de mar, para abastecer 70000 usuarios. La misma sería operada con energía fotovoltaica, algo que ya se ha vuelto casi normal para los chilenos: a los costados de la ruta hemos visto hectáreas enteras de paneles de energía solar, así como gran cantidad de molinos de energía eólica, que bien pueden hacer palidecer de envidia a los que se están comenzando a desarrollar en la Argentina.
El aporte de Atacama a la exportación de Chile, se estima en unos 5.200 millones de dólares al año. Pero no sólo es de la minería. También se incluyen allí los millones de dólares que significan la exportación de uva en fresco, cuyos parrales y plantas de frío y empaque se extienden por kilómetros y kilómetros al costado del río Copiapó. En esta producción, se sacan chispas entre sí también firmas internacionales como la ecuatoriana Dole.
Lo interesante de estas plantaciones es que tras el aluvión del 25 de marzo de 2015, que prácticamente destruyó gran cantidad de viñedos, no sólo muchos de ellos fueron recuperados sino que fueron ampliados aprovechándose las laderas de los cerros colindantes, hasta alturas increíbles y hasta utilizando los lugares que fueron explotaciones mineras. Muchos de los viñedos están recubiertos con una tela especial que sirve tanto para el granizo como para el sol y la temperatura. El cuidado de la uva es muy importante pues la caja de diez kilos de uva primicia se cotiza a unos 50 dólares (sí, diez dólares el kilo) en las principales ciudades del mundo. Al respecto cabe mencionar que la empresa chilena Lan es orgullosa de su servicio de carga que compite en América Latina palmo a palmo con los grandes couriers internacionales.
Pero la mayoría de la producción de la zona de Copiapó sale vía terrestre o por el puerto de aguas profundas de Caldera, ubicado a 75 kilómetros de la capital, sobre el oceáno Pacífico. Allí, además de comer riquisimos mariscos, pudimos ver buques de gran calado, que se utilizan para exportar los minerales procesados. Allí la minera Candelaria tiene su propio puerto de carga para su producción donde instaló una planta procesadora del agua de mar para convertirla en agua industrial, a 500 litros por segundo, la que es bombeada hasta la mina.
Me resultó llamativo las plazas impecables con muchos juegos infantiles a punto de inaugurarse y el wifi público que había, aunque la red de 4G funciona a full en todas partes de Chile por donde anduvimos, aún en zonas alejadas.
Y también cerca de allí, está Bahía Inglesa, hoy convertida en una verdadera perla turística, con sus aguas tranquilas, su arena bien blanca, y sus cantinas pequeñas con toda la variedad de pescado y mariscos, con sus artesanías y pequeños alojamientos.
Nuevamente el tema de la minería –por sí o por no- está a punto de sacudir a los riojanos. ¿Hay acaso un camino intermedio, entre la necesidad de la inversión, de respeto al medio ambiente y a la comunidad y la necesidad de trabajo y la ganancia empresarial? Por eso hoy más que nunca resulta interesante observar in situ lo que hacen nuestros vecinos chilenos al respecto.
Unos 280 km al sur de Santiago de Chile, se encuentra la mina La Florida, de oro, plata y zinc. Enclavada en un valle encerrado entre montañas este emprendimiento de la empresa canadiense Yamana Gold (la misma de Gualcamayo en San Juan-La Rioja) posee allí mismo no solo la explotación sino también la planta de procesamiento del mineral para lo cual se usa cianuro.
En todo el proceso trabajan unas 1210 personas, de las cuales 572 son de la mina en sí, todos con excelentes sueldos promedio. La mayoría proviene de Aluhé, una población de 5000 almas, a poquísimos kilómetros de la planta. La mina está rodeada por puestos rurales habitados donde la gente cultiva la tierra y cría animales. Con éstos últimos hubo problemas pues acostumbrados a deambular por todos lados, llegaron hasta meterse en las oficinas de la empresa.
Cada proyecto minero en Chile, además del respectivo informe de impacto ambiental debe contar con un proyecto de remediación ambiental mientras se desarrolla, un proyecto de máxima recuperación y reutilización del agua –un elemento más que vital en el país hermano-, así como controles estrictos del aire dentro de la planta y también la participación de la comunidad en distintas acciones para su beneficio.
Pero esto, que a primera vista parece ser duro, para los empresarios y responsables de los emprendimientos mineros, está bien. Es más, saben que si la minera no tiene una política de “puertas abiertas” su prestigio y cotización se verá afectado.
En eso es bien claro el ing. Carlos Pinto Ahumada, máximo ejecutivo de minera La Florida, una explotación de oro y plata, perteneciente a la multinacional canadiense Yamana Gold, quees la misma dueña del yacimiento de Gualcamayo, aquí en San Juan y La Rioja, entre otros importantes emprendimientos en América. El ingeniero señala que si el proyecto afecta suelo agrícola también deben reponerlo, por lo cual compraron una finca en el mismo pueblo. Inclusive, comenta el ingeniero, cuando hicieron una ampliación de la planta de tratado, se toparon con restos de alfarería indígena ante lo cual fue comunicado a la autoridad respectiva y las obras fueron pospuestas unos dos años, hasta que se terminó el rescate total de los restos, los cuales se exhiben hoy en un museo del pueblo Aluhé.
Aluhé vivió siempre de la agricultura, especialmente de los grandes viñedos, frutales, olivos y nogales que revientan unas enormes nueces arracimadas y que se esparcen al costado de la ruta que llega desde Santiago de Chile y que termina allí, en ese valle. Con el transcurrir del tiempo, ahora la relación entre la minera y la gente del lugar se ha prácticamente institucionalizado. Las reuniones entre los distintos sectores de la comunidad y la minera se concretan habitualmente, sobre distintos temas: salud, educación, producción. La empresa puso un sociólogo al frente de esas relaciones.
Precisamente la empresa adquirió una gran finca -fundo se le dice allá- ubicada justo frente a la mina donde está recuperando una palmera pequeña, originaria de Chile, que demora cien años en alcanzar su adultez. Además de olivos, también está realizando allí apicultura orgánica certificada, con el objetivo de trasladar esa experiencia a la comunidad para que ésta pueda desarrollarla y tener una fuente más de ingresos.
El objetivo de la empresa es “ser considerados como aliados con la comunidad, en el desarrollo local, con el objetivo de mejorar la calidad de vida” de los habitantes del lugar.
Claro que es un emprendimiento privado, con una grandísima inversión en millones de dólares cuyo objetivo es la ganancia obviamente. No es una obra de beneficencia. Los socavones de la mina están en la ladera del cerro ubicado al frente de la planta. Dentro de los socavones trabajan máquinas robotizadas en la extracción de lasrocas mineralizadas principalmente con oro y plata y zinc como subproducto.
Lo producido alcanzó en el 2016 las 100.000 onzas de oro y 400.000 onzas de plata y cada año mejora porque al reutilizar el agua, para relavar el desecho, gracias a la idea de un ingeniero, pudieron extraer más oro. Las reservas son millones en oro y plata.
Las visitas a la planta procesadora, que está en etapa de reconversión, se hacen en forma segura. Allí se hace la lixiviación con cianuro. Todos con casco y equipo de seguridad,guiados por directivos. El control es todo computarizado, aunque también hay vigilancia humana. En la planta hay repartidos sensores de alta sensibilidad para detectar algún escape de gas, cosa que no ha sucedido nunca ahora, aseguran los mineros. También el personal que trabaja en ese sector, lleva un sensor personal que emite una alarma sonora y vibrátil ante la menor detección de gases.
Chile tiene un sistema de delivery mejores del mundo: en 48 horas llega a la puerta de quien lo pide, cualquier repuesto o elemento que desee desde cualquier parte del mundo. Eso hace que las industrias tengan asegurado el parque de repuestos originales.
También los accidentes fatales vinculados a la minería vienen bajando en Chile, desde el año 2000. En el 2016 hubo 18 accidentes fatales, siendo los porcentajes similares a los de Australia, Canadá y Estados Unidos. En La Florida el último accidente fue en mayo pasado, desde entonces se mantienen sin accidentes. El lema principal de la empresa es “Cero”: cero accidentes de todo tipo.
Claro que no todo es cantar y coser. En el 2015 fueron denunciados por presuntos escapes de líquidos contaminantes, lo que motivó inspecciones de la Superintendencia de Medio Ambiente, “que no detectaron contaminación de aire, agua y suelos -explica el ejecutivo Pinto-. Estas denuncias son habituales y provienen de personas que están en contra de la actividad minera en la zona. Pero Minera Florida nunca ha sido multada por contaminación alguna, que es consecuencia de cumplir con un estricto programa de control de emisiones de cualquier tipo, que son reportadas periódicamente a los organismos medio ambientales chilenos”.
La mina Florida está en la región Central a 90 km en línea recta con Santiago de Chile. Es la región con mayor contaminación de Chile. Cuando la polución en la capital aumenta a niveles críticos, el gobierno chileno lanza una alarma, que implica que todas las industrias que emiten gases deben parar. “Aquí paramos los hornos de inmediato, cuando se da esa situación”. Y es cierto. A nadie se le ocurriría hacer lo contrario por su cuenta. Porque además la sanción sería ejemplarizante.
Por supuesto, la cuestión gremial también tiene sus bemoles. En diciembre de 2016, los tres sindicatos mineros chilenos entraron en conflicto con la empresa porque no había acuerdo salarial. Así que hubo cortes de rutas, quema de neumáticos. Pero al final, “la empresa pagó un bono en dinero y se firmó un nuevo contrato colectivo por 30 meses”.
