Científicos midieron los pequeños temblores que se producen con la salida y el reingreso del agua en la corteza y que permiten producir energía en reservorios termales. Empresas en Chile están en conversaciones para monitorear la primera planta geotérmica del país.
A unos dos kilómetros de profundidad, el agua llega a los 350° C. Ese pequeño infierno se vuelve un espectáculo y también una fuente de energía cuando sale expelido a gran velocidad hacia la superficie. Esto es el campo geotermal de Salton Sea, en el sur de California, un complejo de diez plantas de generación de energía que es capaz de iluminar cien mil hogares.
Como todas las plantas de este tipo, en la zona se producen constantes microtemblores, los que estarían relacionados con la actividad de la misma. Por primera vez un grupo de científicos de la Universidad de California, Berkeley, en Estados Unidos, y de la Universidad de Grenoble Alpes, en Francia, monitoreó la zona y estableció que efectivamente los movimientos se deben a la actividad tras la generación de energía.
Entre diciembre de 2007 y enero de 2014, los investigadores instalaron sismógrafos para medir el movimiento. Durante todo ese tiempo, quedaron registrados los temblores inducidos -que se produjeron entre los 0,5 y 1,5 kilómetros de profundidad-. "Cuando se saca y reinyectan los fluidos en el proceso de generación de energía, se producen condiciones de estrés y de deformación a pequeña escala", cuenta Diego Morata, director del Centro de Excelencia en Geotermia de Los Andes (CEGA). Eso es lo que produce los minimovimientos.
A diferencia de la fractura hidráulica o fracking , donde se inyectan fluidos a altas presiones para romper la roca, las plantas geotérmicas solamente extraen y reinyectan el líquido, por lo que los temblores asociados serían menores.
Por otro lado, si bien hay mayor actividad sísmica asociada a estos complejos, lo que encontró el equipo es que los movimientos inducidos no tendrían relación con los temblores "naturales". Ello principalmente porque estos últimos se originan a profundidades mayores que los generados por las plantas, explica el experto. Aún así, admite que aún es poco lo que se conoce de estos sistemas geotermales.
Temblores asociados a la actividad de otras plantas geotermales han estado atrayendo el interés público en el pasado, asegura el estudio. "Esto porque la magnitud de los temblores inducidos puede ser mayor a cuatro, por lo que es necesario mantener el monitoreo continuo de los reservorios geotérmicos para identificar y entender los cambios en las características de estos sistemas que puedan inducir los temblores", continúa el texto.
Si bien un sismo de 4° de magnitud puede parecer poco para un país como Chile, dice Diego Morata, hay que tener en cuenta que no es igual para todos. En la ciudad de Basilea, en Suiza, se instaló una planta geotérmica. Al poco tiempo esta debió cerrar ya que sus actividades -calentaba el agua inyectándola hasta los 5 mil metros de profundidad- generaron sismos que una población que no está acostumbrada a ellos no pudo soportar.
"Estos reservorios son una mina de datos y estudiarlos no solo sirve para entenderlos mejor, sino también para decidir sobre la instalación de una planta o mejorar la productividad de las que ya están funcionando", dice el experto.
Por ello el CEGA y Enel Green Power Chile están en conversaciones para analizar la posibilidad de monitorear Cerro Pabellón, la primera planta geotérmica generadora de energía de Sudamérica y que fue inaugurada en septiembre pasado en el desierto de Atacama.
