Solo Lima, Callao y la región Ica han logrado avanzar a paso firme con la masificación del gas natural y esto ha sido posible porque cuentan con grandes sistemas de ductos que llevan el recurso hasta las redes de distribución, operadas por Cálidda (Lima y Callao) y Contugas (Ica).
La promesa para las regiones del sur fue la construcción del actualmente paralizado Gasoducto Sur Peruano (GSP) que fue concesionado al consorcio integrado por la brasileña Odebrecht y la española Enagás.
El proyecto, que representaba una inversión superior a los US$ 7000 millones, se vio afectado por las graves denuncias de sobornos y corrupción que recaen sobre los ejecutivos de Odebrecht y funcionarios públicos. Lo concreto es que ahora el futuro del ducto depende de la decisión y estrategia que tenga el Gobierno.
Luis Fernández, managing partner de Gas Energy Latin America, quien precisa que si bien se ha nombrado una “empresa administradora” de los activos del consorcio que estaba integrado por Odebrecht y la española Enagás, aún no se ha designado a un “valorizador” que cuantifique el valor de los mismos para, con esa información, alcanzar un acuerdo entre el Estado y los socios respecto de la inversión ejecutada hasta antes de la paralización.
De momento, se ha eliminado el polémico esquema para su financiamiento que contemplaba un cargo adicional en los recibos de luz que pagan mes a mes todas las familias, comercios y empresas. Sin este mecanismo el proyecto ha quedado sin fondos, por lo que, según Fernández, se está evaluando la forma de convertirlo en una iniciativa pública, es decir se ejecutará, finalmente, con dinero de los impuestos que todos pagamos.
“Solo el Gobierno sabe cuándo saldrá (el proyecto) y a un año (de la paralización) ya tendría que haber algún avance”, comenta Luis Fernández, quien expondrá en Perú Energía Sur: Primer Foro Energético Descentralizado del Sur, la “situación del ducto al sur y las alternativas para transportar el gas” a esa parte del país.
Con el gran ducto al sur se iba a llevar gas natural a Cusco, Apurímac, Puno, Arequipa, Moquegua y Tacna. Pero todo quedó en suspenso tras los casos de corrupción que pusieron en duda la transparencia de la licitación del proyecto.
A la compleja ecuación que entrampa al GSP, se suma los diversos arbitrajes entre los otrora socios, Odebrecht y Enagás, con el Estado y la precaria situación del Ejecutivo que hoy está más preocupado por salvar de la vacancia al presidente Pedro Pablo Kuczynski que en resolver espinosos problemas como el GSP.
“Es difícil predecir qué pasará. Con la debilidad del Gobierno es poco probable que esto pueda arreglarse en esta gestión”, sostiene Fernández.
ABRIENDO CAMINO
En las regiones del norte y del sur, principalmente, ha sido enorme la expectativa generada por la promesa de masificar un combustible barato, como el gas natural. Para abrir camino a ese proceso e ir generando un mercado para el recurso, se concesionó la distribución del combustible en esas latitudes. El modelo impulsado contempla el uso de “ductos virtuales” que son camiones criogénicos que transportan el gas natural.
La concesión sur oeste (que comprende Arequipa, Moquegua, Ilo y Tacna) fue entregada a la española Gas Natural Fenosa que ha iniciado en marzo la distribución a clientes industriales y que cuenta con 4800 viviendas conectadas.
Fenosa ha invertido alrededor de US$ 50 millones en la construcción de seis plantas de regasificación, 270 kilómetros de redes subterráneas y nueve camiones que transportarán hasta 100 000 metros cúbicos diarios de gas natural.