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Argentina
GUALCAMAYO: YAMANA CONFIRMÓ SUS PLANES DE INVERSIÓN EN ARGENTINA
01/10/2009
Damián Kantor

Petróleo y gas: cuánto costará recuperar el autoabastecimiento

iEco

En 2011 la Argentina dejó de ser autosuficiente en materia energética, un logro que costó varias décadas conseguir. La frustración es mayor si se tiene en cuenta que para recuperar el autoabastecimiento en petróleo y gas (recomposición de reservas y aumento de la producción) requiere una inversión para los próximos cinco años de US$25.000 millones como mínimo, dijeron a iEco expertos y analistas del sector.

La cifra no incluye las impor- taciones de combustibles que se necesitan para responder a una demanda en ascenso permanente. Al respecto, el déficit energético el año pasado fue de US$3.200 millones y se proyecta para 2012 un piso de US$6.000 millones, casi el doble.

Un diagnóstico elemental refleja que casi todos los índices energéticos, salvo el consumo, cayeron en los últimos años, carencias que fueron cubiertas con compras al exterior: las importaciones de gas, gasoil, fuel oil y electricidad sumaron un total de US$9.397 millones, un 110% más que en 2010.

"La situación es delicada. Y pa- ra revertirla se necesitarían entre US$5.000 y US$6.000 millones para exploración durante los próximos 6 años, y entre US$10.000 y US$14.000 millones para equili- brar la balanza energética", graficó el consultor especializado Eduardo Fernández.

El escenario actual se fue confi- gurando en los últimos 13 años. En ese lapso, casi todos los indicadores de la actividad cayeron. "De 1998 a 2011, la producción de petróleo descendió un 32% y el gas, un 11% a partir de 2004", destaca la consultora Econométrica. Lo mismo sucede con las reservas disponibles y las acciones emprendidas para reemplazar yacimientos maduros de gas y petróleo, cuya producción declina rápidamente.

En este contexto complicado pa- ra el sector, sumado a la escasez de dólares, el Gobierno impulsa la reestatización del 51% de las acciones de YPF, que estaban en manos de la española Repsol. El geólogo y experto Daniel Kokogian sostiene que el manejo estatal de la mayor petrolera del país es insuficiente para recuperar el autoabastecimiento. ¿Qué hace falta? "La exploración y el desarrollo (la explotación rentable de los recursos disponibles) es el core business de la industria petrolera", resume. Aunque Kokogian deja en claro que es "muy crítico de la industria", sobre todo por la falta de inversiones. "Igual, la inversión no garantiza el resultado, pero es algo que no se puede dejar de hacer", dijo.

Los especialistas coinciden en que para recomponer reservas es necesario abrir más de 100 pozos exploratorios por año. Se las considera inversiones de riesgo porque el resultado de las perforaciones en busca de nuevos yacimientos es incierto. Según la Secretaría de Energía, en 2010 se hicieron 35 pozos y el año pasado, 68. Las perforaciones exploratorias, ya se dijo, no garantizan el resultado, pero es una cuestión probabilística: "Las chances aumentan a mayor canti- dad de pozos", explicó Kokogian.

El costo de un pozo en un yaci- miento en actividad oscila entre US$1 y US$3 millones. El de exploración pueden costar entre US$3 y US$40 millones, según el lugar y el grado de las dificultades de la zona. ¿Cuánto más difícil puede llegar a ser? "En el Norte del país se hizo un pozo de 5.000 metros. Y encima, no se obtuvieron resultados", ejemplifica Eduardo Fernández, un consultor especializado.

Los yacimientos energéticos se concentran en cinco provincias. En el caso del petróleo, Chubut lidera con el 27,1% de las reservas. Des- pués aparecen Neuquén (22,2%), Santa Cruz (19,6%), Mendoza (15,2%) y Río Negro (6,3%). En el gas, el top five lo encabeza Neuquén (47,6%), Salta (11,4%), Santa Cruz (9,4%), Tierra del Fuego (8,8%) y Chubut (7,4%). No es un dato menor: desde 2006, el control de los hidrocarburos está en manos de las provincias.

"Las provincias han adjudicado hasta la fecha 166 áreas para explo- ración petrolera. Más de la mitad de las áreas (95) fueron adjudicadas a empresas sin experiencia en la actividad. En estas áreas no se ha concretado ningún descubrimiento y en la mayoría de ellas no se han realizados inversiones", destacaba un informe elaborado en 2010 por el ex secretario de Industria Alieto Guadagni. El mismo estudio ya alertaba del deterioro general de la industria y sobre todo de YPF: entre 2005 y 2010, "las perforaciones exploratorias pasaron de 62 a 26 y las de YPF, de 16 a 5".

"No hay que asustarse. Es el pro- ceso lógico del agotamiento de las reservas convencionales y la ausencia de inversiones suficientes para revertir la situación", comenta Fernando Navajas, economista de FIEL. En el mercado coinciden en que la producción de gas enfrenta más dificultades que la del petróleo. "No hay nuevos yacimientos de gas y se cayó Loma de La Lata, la principal fuente. De los cinco yacimientos que están operativos, cuatro declinaron su producción", sentencia Kokogian.

Los precios es otro eslabón débil de la cadena energética. Los pre- cios internacionales cobran mayor relevancia por el mayor peso que tienen hoy las importaciones. "El precio del barril de crudo en el país cuesta US$60", apunta Navajas, mientras que en el exterior supera los US$100. Lo mismo pasa con el gas. El 20% del consumo local es importado, lo que representa un costo de entre US$10 y US$14 el millón de BTU. "Esto para venderlo acá a US$2", grafican en el mercado para justificar la falta de inversiones.

 

Loma de La Lata. Imagen del principal yacimiento de gas de la Argentina, cuya producción viene declinando.

Shale gas, a futuro

Ante la evidente caída de las reser- vas de petróleo y gas convencionales, el mundo observa con mayor atención otras fuentes alternativas. En este sentido, según el Departamento de Energía de EE.UU., la Argentina dispone del tercer reservorio de gas natural no convencional (shale gas), la mitad en Vaca Muerta en Neuquén. Estas reservas equivalen a 400 años de consumo local, pero su explotación aún es muy costosa. "No hay tecnología en la Argentina para extraer ese gas", dice la consultora Econométrica. "La inversión necesaria para su extracción supera con creces la capacidad del Estado, por lo menos para recuperar el autoabastecimiento esta década", agrega el informe. Los únicos países que producen shale gas son Canadá y Estados Unidos.

Vuelcos y derrapes en la hoja de ruta de una industria centenaria

iEco
L a industria petrolera argentina cumplió 104 años. Es uno de los pocos casos centenarios en el mundo, un reconocimiento que tiene sus bemoles teniendo en cuenta que se trata de la extracción de hidrocarburos no renovables. Por casualidad, el 13 de diciembre de 1907, una comisión oficial perforó 535 metros el suelo en busca de agua en Comodoro Rivadavia, y encontró petróleo. En 1922, 15 años después, nace YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales), la primera empresa petrolera estatal de la región.

A pesar de su condición pio- nera, la Argentina consiguió el autoabastecimiento energético recién en 1988, es decir, 66 años después de la creación de YPF y a 81 años del descubrimiento azaroso del petróleo en el sur del país. La autosuficiencia energética duró poco más que un suspiro: en 2011 y luego de varios alertas de los especialistas y entendidos, la Argentina vuelve a depender de las importaciones para responder a la demanda. Y esto merece una larga explicación.

"La realidad actual nos dice que ya terminó un ciclo histó- rico de dos décadas caracterizadas por energía abundante y barata y exportada. Lamentablemente ya comenzó un nuevo y muy distinto ciclo largo de energía escasa, importada y cara", describía Alieto Guadagni en un informe de 2011, anticipando el retorno del déficit en la balanza energética.

No fue el único. En enero de 2012, la Secretaría de Energía in- formaba que entre 2001 y 2010, las reservas comprobadas de gas cayeron un 53% y las petroleras, un 12%. Los porcentajes muestran que, en ese lapso, la matriz de consumo energético en el país también cambió drásticamente: el gas natural se transformó en la principal fuente de energía. Representa el 53% de la oferta total, mientras que la participación del petróleo se redujo al 35%. El cuadro es más grave si se tiene en cuenta que las posibilidades de restituir los yacimientos gasíferos son más dificultosas que en el caso petrolero.

En todo esto, YPF tiene un rol central. Con subas y bajas, distintas fórmulas, variantes y gobiernos de distinto signo transcurre la historia de una compañía, detrás del objetivo del autoabastecimiento.

En 1958, el entonces presidente Arturo Frondizi habilita el ingreso de capitales privados para aumentar la producción. Así, YPF contrata en forma directa a empresas extranjeras para realizar trabajos de perforación, exploración y explotación de los recursos disponibles.

Esos contratos fueron anulados en 1963 por Arturo Illia. Entre 1991 y 1996, durante el gobierno de Carlos Menem, se produce otro vuelco importante: no sólo se privatiza YPF sino que además se desregula el mercado, con lo cual la Argentina (con Repsol a la cabeza) se transforma en exportadora neta de energía. El barril de petróleo, en ese entonces, rondaba los US$10.

Hoy, el crudo cotiza 10 veces más, justo cuando hay que importarlo.

Una retrospectiva de la consul- tora Econométrica subraya que entre 1940 y 1970, la producción de petróleo se multiplicó 7 veces y la de gas, 14. Entre 1970 y 2000, la generación de petróleo se duplicó mientras que el gas creció 6 veces.

Hoy, la producción de petróleo es un 24% menor que en 2000 y la de gas es un 13% más baja que en 2004, su mejor año. "Los últimos años son los únicos en los cuales se registra una sistemática reducción en los volúmenes de producción", dice el balance de Econométrica.

En el mundo, el petróleo y el gas representan el 60% del consumo energético. En la Argentina, esa proporción llega al 87%. Así las cosas, los entendidos advierten que hay problemas en la oferta y también en la demanda.

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